1.- Como fiscales, nos congratulamos de que nuestra máxima autoridad haya recuperado su salud y de que reasuma sus funciones.
2.- Sin perjuicio de lo anterior, nos causa profunda extrañeza el contenido de sus dichos, especialmente, en lo que dice relación con sus comentarios relativos a supuestas quejas de los fiscales por temas de dinero. Lo que se complementa con su afirmación de que estaríamos “muy bien pagados”.
Al respecto, es preciso aclarar que, durante los últimos años, los fiscales, organizados en una Asociación Nacional, hemos hecho un importante esfuerzo por dignificar el rol del persecutor penal, buscando que se cumpla el mandato constitucional de igualar su renta a la de su principal contraparte, como son los jueces de la República.
Lo anterior, sumado a un esfuerzo adicional para que se dote al Ministerio Público de herramientas mínimas necesarias para realizar su labor.
Si bien es cierto hemos tenido un éxito sólo relativo en estas materias, es innegable el rol que los fiscales desempeñamos para la aprobación el año 2015 del Plan de Fortalecimiento del Ministerio Público.
3.- Por lo anterior, debe evitarse a toda costa confundir las legítimas aspiraciones de los fiscales con “quejas por plata”. De lo contrario, se cae en la caricatura y se imposibilita una buena relación entre los fiscales organizados y su máxima autoridad.
4.- Lo dicho, se agrava aún más, si se parte de la base que estamos “muy bien pagados”, sin siquiera reparar -por ejemplo- en la falta de compensación por el trabajo en zona de riesgo, por los trabajos en horarios inhábiles y las extensas jornadas que debemos enfrentar. Además, sin hacer referencia alguna al escaso rol que juegan la experiencia y la capacitación, a la hora de definir cuánto gana un fiscal.
5.- En otro aspecto, debemos aclarar que, tal como todos los profesionales que cumplen funciones en el sector público, los fiscales también estamos preocupados por nuestras jubilaciones. En ese sentido, es absurdo pensar que nuestro nivel de ingresos nos permitirá dar manutención a una familia y -al mismo tiempo- acumular un capital relevante para enfrentar la vejez.
- Por otro lado, es desafortunado que nuestro jefe nacional insinúe siquiera que los fiscales aspiramos al reconocimiento de que disponen algunos abogados que nombra. Lo anterior, dado que estos últimos, en muchas ocasiones, han usado la notoriedad de que disponen para hacer críticas destempladas al Ministerio Público y sus fiscales.
Por todo esto, lamentamos lo dicho por el Fiscal Nacional. A nuestro juicio, sus declaraciones no contribuyen a formar la relación colaborativa que los fiscales esperamos tener con nuestras nuevas autoridades
DIRECTORIO NACIONAL