Cerca de 200 mil chilenos se vieron obligados a abandonar Chile durante la dictadura militar. Era la única opción que tenían, ya que sus vidas corrían peligro. Fueron acogidos por más de 50 naciones, y para que se lograra aquello se necesitó de la ayuda de cientos de personas extranjeras que trabajaban en embajadas, organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales, las que motivadas por su afán humanitario, ayudaron a que los perseguidos políticos pudieran salir del país.
Arriesgando su integridad, ofrecieron protección y colaboraron para que ciudadanos chilenos y extranjeros lograran obtener asilo político. Uno de los ejemplos más significativos fue el del argentino Roberto Kozak, quien falleció el pasado viernes. En su cargo de director del Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas, ayudó a salvar a alrededor de 30 mil perseguidos políticos.
Hoy el Ministerio de Relaciones Exteriores brindó un homenaje a cerca de 300 de estos ciudadanos, quienes fueron representados por nueve de ellos. Tal como se destacó en la ceremonia, si bien es cierto que se han realizado algunos actos destinados a reconocer individualmente esta labor humanitaria, éste fue el primer reconocimiento colectivo.
La actividad contó con la presencia de la Presidenta Michelle Bachelet y el Ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, quienes entregaron un diploma de honor y un clavel a los homenajeados. “Este diploma es una pequeña muestra del aprecio que sentimos por su valentía, un pedazo de papel al final que deseamos que simbolice los miles de papeles en que estamparon los salvoconductos gracias a los cuales muchos compatriotas pudieron salvar sus vidas”, afirmó el Canciller.
“En aquella época fuimos testigos de la inmensa labor humanitaria de instituciones y personas que de manera desinteresada contribuyeron a preservar la integridad física y la vida de los desamparados de entonces”, señaló el Secretario de Estado. “Movidos por un profundo sentido de solidaridad hacia el pueblo chileno no dudaron en ayudar a amigos y también a desconocidos. Muchas veces lo hicieron poniendo en riesgo su propio bienestar o incluso sus carreras profesionales”, agregó.
“Sus acciones constituyen una fuente de inspiración ética para las nuevas generaciones de diplomáticos chilenos y se suman a la defensa de la dignidad humana muchas veces desplegadas en el pasado por nuestros propios representantes en el exterior”, complementó el Ministro.
El Secretario de Estado además agradeció especialmente la labor de Kozak, ya que la idea de realizar este homenaje se le ocurrió a ambos el año pasado cuando, en la Embajada de Italia, participaron en un homenaje a diplomáticos italianos durante la conmemoración el asesinato de Lumi Videla. “En ese momento pensamos que era necesario ir más allá de los reconocimientos individuales y dar gracias al colectivo de funcionarias, de funcionarios internacionales, que se la jugaron para proteger vidas”, afirmó el Ministro.
Por su parte, la Presidenta Michelle Bachelet, señaló que con este homenaje “estamos pagando una deuda en nombre del pueblo de Chile, a quienes tuvieron el coraje de proteger al perseguido, en vísperas de una fecha que partió la historia de Chile en dos y dejó una larga secuela de dolor y desencuentro”.
Tanto la Mandataria como el Canciller aprovecharon la ocasión para referirse a la situación que se está viviendo en Siria. En ese sentido, la Jefa de Estado aseguró que “Chile da hoy una mano al mundo, así como muchos otros países antes lo hicieran por nosotros. Si algo aprendimos de nuestra propia historia, es que el dolor del otro no sólo no puede ser banal, sino que no podemos ignorarlo”.
En la ceremonia fueron distinguidos, en representación de los cerca de 300 homenajeados, el ex Senador y ex Viceministro italiano, Gilberto Bonalumi; el Encargado de Negocios de la Embajada de Finlandia en Chile en la época del golpe militar, Tapani Brotherus; el integrante de la ONG “Chilekommitté”, Stefan de Vylder; los hermanos Pablo y Berenice Guayasamín, hijos del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín; la funcionaria del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Chile desde 1970 a 1980, Belela Herrera; la Segunda Secretaria en la Embajada de Suiza en Chile durante 1981 a 1985, Regula Ochsenbein; los defensores de derechos humanos Cora y Peter Weiss; y Nikolai Kozak, quien estuvo en representación de su fallecido padre Roberto Kozak.
Fuente: Prensa Ministerio Relaciones Exteriores.