Rodeado por sus familiares más cercanos, sedado para evitarle dolores físicos, conservando su grado de
General de la República, asistido en uno de los hospitales con mayor cantidad de recursos técnicos para la
sobrevivencia, muere el genocida Manuel Contreras Sepúlveda.
Para la Agrupación de Familiares de Detenid@s Desaparecid@s, la breve descripción anterior, deja en
evidencia lo que aún es Chile a más de 42 años del golpe de estado y a 25 años de transición a la democracia y
hablamos de transición pues si esta fuera una verdadera democracia, otro sería el tenor de este encabezado.
529 años acumulados por condenas por violaciónes a los derechos humanos, por crímenes de lesa humanidad.
Desapariciones forzadas, ejecuciones políticas, torturas son el prontuario de quien fuera el creador de la DINA
, Dirección de Inteligencia Nacional, mano derecha del dictador con quien sostenía reuniones diarias para
informarle del genocidio.
Cabecilla de la coordinación en América Latina del extermino no solo de connacionales, sino también de
luchadores por la libertad de esta América sitiada por el golpismo en los años 70. Bajo su responsabilidad
operan los servicios de inteligencia responsables de miles de víctimas que hasta hoy claman por justicia.
Nada diremos de su muerte, solo queremos analizar y entregar nuestra opinión acerca de las circunstancias
que la rodean. A pesar de ser condenado bajo los cánones de justicia tradicionales, muere sin ser degradado;
muere sometido a tratamientos especiales de reclusión; muere en una sofisticada impunidad que ni le impide
reunirse con su familia ni amistades; muere, hasta hace poco, asistido por abogados costeados mediante
descuentos por planilla a funcionarios de las FFAA; muere como el máximo representante del llamado pacto
de silencio, todo esto con la anuencia de quienes aceptaron la creación de cárceles especiales para los
violadores de derechos humanos, por quienes se han negado a degradarlos a pesar de los crímenes horrendos
cometidos, por quienes ha aceptado se les realicen homenajes y gratifique con medallas alusivas al golpe a
quienes se suponen merecedores por servicios a la Patria, por quienes en una actitud que refuerza el pacto de
silencio, legislan a favor del mismo imponiendo 50 años de resguardo de los nombres de los perpetradores.
La muerte de Manuel Contreras Sepúlveda nos conecta con el Chile que no quiere más impunidad, que siente
que las autoridades del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial tienen el imperativo moral de articular todas las
medidas necesarias para que NUNCA MAS, el país se vea enfrentado a una dictadura cívico militar como la
que sufrimos.
Creemos que no se cierra una etapa, más bien se abre otra cuya responsabilidad histórica está en sus manos.
Es el momento de implementar las medidas legislativas, políticas, militares, éticas y humanas que den la
seguridad a las presentes y futuras generaciones, que den la certeza que hechos de la naturaleza practicada
por Manuel Contreras Sepúlveda y otros, serán imposible de repetirse.
Fuente: Agrupacion de Familiares de Detenidoss Desaparecidos