Una querella por los delitos de lesiones graves y amenazas simples, presentó la defensa de Martín de los Santos, quien fuera formalizado por la agresión al conserje Guillermo Oyarzón, de 70 años, en Vicacura.
La querella relata dos golpizas sufridas por De los Santos; la primera unas horas antes de la agresión a Oyarzún, y la segunda, al día siguiente, después de su control de detención, a las afueras del Centro de Justicia.
Respeto a lo ocurrido horas antes de los incidentes que terminaron con su formalización, la acción legal relata que estando De los Santos en el club nocturno Palomino, en Vitacura, “comenzó a experimentar una pérdida de control y alteración de sus sentidos, con síntomas compatibles con la administración no consentida de sustancias psicotrópicas o estupefacientes”. Agrega que “esta situación coincide con un gasto desproporcionado e inusual de dinero por parte de mi representado, todo lo cual hace presumir fundadamente que fue víctima de un acto de sumisión química, con el aparente propósito de manipular su voluntad y hacerlo incurrir en gastos significativos dentro del local”.
Es así como, al percatarse de lo que ocurría, De los Santos manifestó su desacuerdo a seguir siendo inducido a gastar de manera compulsiva, luego de lo cual “fue objeto de una agresión física directa y desproporcionada por parte del personal de seguridad del local, quienes procedieron a golpearlo de manera violenta, situación que puso en riesgo su integridad física y su vida”. Tras eso, se relata, huyó del lugar “visiblemente afectado, presentando signos evidentes de desorientación, alteración motora, pérdida de equilibrio y un estado de extrema confusión mental y emocional, todo lo cual resulta concordante con los efectos típicos de haber sido sometido a la administración no consentida de alguna sustancia de tipo psicotrópica”.
Se señala en la presentación que fue en ese estado, atemorizado, vulnerable y en busca desesperada de ayuda, que comenzó a gritar solicitando auxilio en plena vía pública, sin que sus llamados fueran respondidos ni por transeúntes ni por personal de seguridad ciudadana. Siguió entonces huyendo sin rumbo claro, hasta llegar a calle Eduardo Marquina, en la comuna de Vitacura. “Producto de su evidente alteración sensorial y cognitiva, y en un contexto absolutamente confuso y lamentable, se produjo un altercado verbal y físico con el conserje del edificio”, dice la querella. Este último hecho es el que está hoy en investigación y por el cual él está formalizado.
Agresión con puños, patadas y objeto metálico
La segunda agresión física que se relata en la querella, ocurrió el día en que fue controlada su detención en el Centro de Justicia, en las inmediaciones de éste. “Aproximadamente a eso de las 16:00 horas, fue abordado sorpresivamente por al menos 2 sujetos, específicamente un hombre y una mujer, según se ha podido observar en un vídeo que da cuenta sobre la dinámica de estos hechos”, señala la acción legal.
“La agresión se inicia de forma repentina y violenta, cuando uno de los sujetos empuja con fuerza a mi representado para inmediatamente propinarle un golpe directo en el rostro, que provocó su caída al suelo. Una vez la víctima se encontraba en el suelo, los agresores continuaron golpeándolo sin piedad, utilizando golpes de puño y patadas que impactaron en su torso, brazos y piernas. De forma especialmente grave, uno de los atacantes extrajo un objeto contundente de forma alargada —aparentemente metálico—, el cual manipuló con ambas manos, aplicando fuerza con evidente intención de causar un daño serio y deliberado. Durante todo el ataque, mi representado —que ya se encontraba física y psicológicamente disminuido a raíz de los eventos de la noche anterior y la situación vivida en el club nocturno— no tuvo posibilidad alguna de defenderse, adoptando una postura pasiva y de resguardo, cubriéndose el rostro y el cuerpo con los brazos mientras era brutalmente golpeado. La agresión se extendió por varios minutos, sin que existiera intervención alguna de transeúntes o de autoridades presentes”, relata la presentación.
“Aturdido, ensangrentado y en estado de conmoción, mi representado debió por sus propios medios y sin ningún tipo de ayuda detener un taxi para alejarse del lugar y buscar atención, lo que refleja el nivel de desamparo en el que quedó tras este segundo ataque violento en menos de 24 horas” detalla. Tras ello, concurrió a la 36° Comisaría de Vitacura, para denunciar formalmente las agresiones sufridas, pero el carabinero a cargo “se limitó a dejar constancia de lo relatado, sin proceder a tomar una denuncia formal, ni canalizar la atención debida conforme al deber de denuncia y protección que impone su rol como agente estatal”.
Producto de este hecho, De los Santos resultó con fracturas en las costillas N°5 y N°6 del lazo izquierdo, además una fisura en el antebrazo izquierdo, todas de carácter grave, según constancia médica y que le han imposibilitado realizar actividades básicas de su vida diaria.
La querella refiere una “exposición mediática injusta y sin contexto” que ha provocado en él “un severo cuadro de angustia y ansiedad, viéndose obligado incluso a restringir voluntariamente su tránsito por espacios públicos por temor a ser nuevamente atacado o reconocido”.
La acción judicial también menciona amenazas de diversa índole, desde amenazas de muerte a otras de graves agresiones físicas en su contra, la mayoría de ellas realizadas por redes sociales y WhatsApp, “incrementando significativamente la sensación de peligro y el temor fundado e inminente por su seguridad y bienestar”.
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Fuente: Prensa Pereira Jano Abogados