Por Mauricio Bórquez, Senior Account Manager para Seguridad Pública y Gobierno, Motorola Solutions Chile.
La creación del Ministerio de Seguridad Pública representa una oportunidad histórica para Chile. Frente a una ciudadanía cada vez más preocupada por la delincuencia, este nuevo órgano no solo debe ofrecer respuestas en el mediano plazo, sino también soluciones sostenibles que incorporen un uso eficiente de la tecnología como eje central de la estrategia de seguridad.
Según el Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD), en 2024 se registraron más de 522 mil delitos violentos en el país, con un aumento del 10,5% en la tasa de homicidios respecto al año anterior. Estas cifras refuerzan la necesidad de un enfoque innovador y coordinado, donde la tecnología deje de ser un accesorio y se transforme en un habilitador clave para la prevención, reacción y toma de decisiones informadas.
Hoy, muchas instituciones operan con sistemas fragmentados, plataformas cerradas o tecnologías sin interoperabilidad, lo que dificulta la coordinación efectiva. La integración tecnológica no solo es deseable: es apremiante. El desafío para el nuevo ministerio es impulsar una arquitectura común que interconecte voz, datos y video en tiempo real, facilitando el trabajo conjunto de policías, municipios y agencias de seguridad bajo un mando unificado y centrado en el ciudadano.
En ese sentido, iniciativas como el Sistema Inteligente de Tratamiento de Información para la Acción (SITIA), impulsado por el Gobierno, avanzan en la dirección correcta. SITIA busca consolidar y analizar datos delictuales de múltiples fuentes, permitiendo una visión más amplia y precisa del fenómeno criminal. Su fortalecimiento y vinculación con plataformas de video seguridad, inteligencia artificial y comunicaciones críticas puede marcar una diferencia significativa.
La experiencia internacional lo demuestra. En ciudades de España y Estados Unidos, el uso de tecnologías integradas ha permitido anticipar delitos, reducir tiempos de respuesta y, en muchos casos, mejorar la percepción de seguridad, dinamizando incluso sectores como el turismo o la inversión extranjera.
El nuevo Ministerio de Seguridad tiene, por tanto, una responsabilidad y una oportunidad: marcar un antes y un después en la forma en que Chile enfrenta el crimen. La tecnología no es solo un complemento, sino una herramienta fundamental para hacer que las ciudades sean más seguras. Solo con integración real —entre sistemas, instituciones y niveles de gobierno— podremos construir una seguridad pública moderna, eficiente y con rostro ciudadano.
Fuente: Prensa Vía Central