Chile registra actualmente una tasa de desempleo de un 8,9% en el trimestre móvil marzo-mayo de 2025 y, si bien no se detalla la situación de personas mayores de 50 años, la Cámara de Diputados informó que, entre el año 2017 y 2022, la tasa de desocupación histórica aumentó de un 12,8% a un 13,6% entre personas de 50 a 59 años. Esta cifra, en comparación a las tasas de desempleo total de esos años registran un incremento en este grupo etario, aún sin considerar que muchos de los trabajadores que pierden su empleo abandonan la búsqueda al sentirse discriminados por la edad, lo que se traduce en una forma de “desempleo oculto”.
Actualmente, cada vez más estudiantes mayores ingresan a la educación superior. Los matriculados mayores de 50 años registraron un crecimiento del 157% entre 2013 y 2024, de acuerdo a datos del Observatorio del Envejecimiento UC y Confuturo. Este antecedente es fundamental para el análisis que debe realizar el mercado laboral ante esta nueva realidad: profesionales longevos con una larga experiencia y que como estudiantes ocupan roles de liderazgo desde etapas tempranas de su carrera, con una madurez que permite navegar en ambientes de alta incertidumbre, lo que puede ser muy atractivo para las empresas que buscan equipos diversos, colaboración intergeneracional y menores índices de rotación.
De esta manera, es importante en los desafíos de las organizaciones, definir los perfiles de cargos y funciones de acuerdo a las fortalezas de estos nuevos profesionales, valorando este talento senior que no sólo representa años de experiencia, sino también, empatía y una ventaja real en conocimientos. Entonces la pregunta es: ¿Es necesario obligar a esta contratación con una ley o reconocer un nuevo activo en la oportunidad de re-integrar la generación post 50 en el mercado laboral?
Ricardo Lagos, rector IP-CFT Santo Tomás sede Santiago Centro
Fuente: Simplicity