Nemesio Rodríguez Celis es docente de Lenguaje y Tecnología en niveles de educación básica en la Escuela Violeta Parra de La Pintana, en Santiago.
Entre los nueves finalistas del Global Teacher Prize 2025, se encuentra un profesor egresado de la Universidad de La Serena. Se trata de Nemesio Rodríguez Celis, quien realiza clases de Lenguaje y Tecnología en educación básica en la Escuela Violeta Parra de La Pintana, en la ciudad de Santiago.
Rodríguez es finalista de este reconocido galardón en la categoría Educación Integral. Su enfoque busca transformar la educación desde una perspectiva innovadora, pensando más allá del aula tradicional, convirtiendo cada espacio de la escuela en un lugar de aprendizaje y diálogo: desde el círculo de la palabra hasta proyectos de huerto escolar o iniciativas de alfabetización digital, donde lo cognitivo, lo socioemocional y lo lúdico se entrelazan.
“Para mí, la educación integral significa caminar de la mano entre lo académico, lo socioemocional y el juego; no veo otra opción en el camino de formar a niños, niñas y jóvenes”, expresó el docente.
Asimismo, detalló que en la educación integral “cada estudiante es reconocido como sujeto de derechos y como agente de cambio”, por lo que es fundamental que se generen climas de aula positivos, donde el aprendizaje de contenidos se entrelaza con el desarrollo socioemocional, la creatividad y la capacidad de jugar como vía de exploración del mundo.
En tanto, la coordinadora del Global Teacher Prize Chile de la Fundación Elige Educar, Catalina Carrasco, enfatizó en que “este reconocimiento al profesor Nemesio, destaca no solo su profesionalismo y vocación, sino también la calidad de las herramientas recibidas durante su formación inicial, que hoy le permiten impactar la vida de niños, niñas y jóvenes. Cabe destacar además que fue escogido por el jurado experto entre un total de más de 200 postulaciones recibidas de docentes y educadoras de todo el país”.
Nemesio Rodríguez es egresado de la USerena, y al respecto comentó que esta institución “me entregó no solo conocimientos pedagógicos, sino también una profunda formación en valores humanos, marcada por la convicción de que la educación pública es un motor de transformación social, especialmente en contextos rurales y vulnerables donde el Estado llega con dificultad”.
En esta línea, el profesor expresó su “cercanía con los docentes de la carrera y el Departamento de Educación, que me mostraron que la docencia es, ante todo, un compromiso con la dignidad y los derechos humanos”.
Durante su trayectoria profesional, Rodríguez estuvo a cargo de la organización del I Congreso Latinoamericano de Pedagogía en 2008. Al mismo tiempo, la USerena le permitió recorrer un camino que le entregó libertad, resiliencia y la convicción de que la docencia es un acto de creación constante.
En relación a algunos proyectos que ha desarrollado, detalló que “uno que considero fundamental en mi trayectoria es ‘El Arte de Escribir: Aula Gamificada para Inspirar Ideas Claras y Creativas’, una propuesta pedagógica que integra la escritura creativa, el juego, la alfabetización digital y el uso pedagógico de la inteligencia artificial como motores de transformación educativa”.
Este proyecto le ha permitido que sus estudiantes publiquen sus propios libros, experimenten con narrativas como el Kamishibai y exploren recursos digitales que amplían su voz y los posicionan como protagonistas de sus aprendizajes. El Kamishibai se transforma en un espacio donde mis estudiantes crean primero con papel y lápiz sus historias originales, dándoles libertad para narrar aquello que los atraviesa en su mundo personal y comunitario. Luego, pasamos al proceso de escritura en Word, lo que nos permite fortalecer habilidades de redacción, edición y uso responsable de herramientas digitales.
Además, diseñó experiencias gamificadas como “Los Maestros de la Palabra” o el “Póker de Palabras”, donde la escritura se entrelaza con dinámicas de juego que fortalecen la motivación, la colaboración y el aprendizaje profundo. Estas experiencias han tenido resultados medibles y concretos: mejoras significativas en los diagnósticos de lectura y escritura (DIA), en los climas de aula y en evaluaciones como el SIMCE de 6° básico, además de una participación activa de las familias y el equipo docente en torno a la alfabetización digital y el uso ético de la IA.
Sin embargo, este camino también le ha implicado desafíos importantes: vencer resistencias frente a la innovación, sostener altas expectativas en un contexto de vulnerabilidad y garantizar que la tecnología se use como un recurso emancipador y no como un fin en sí mismo.
“El impacto más significativo que he observado ha sido visible en la confianza, la creatividad y la cohesión entre estudiantes, familias y docentes: una comunidad que aprende unida, que se adapta a los desafíos de la sociedad digital y que entiende que el aprendizaje integral va más allá de los contenidos, llegando a formar ciudadanos críticos, éticos y responsables”, afirmó Rodríguez.
Finalmente, aseguró que “ser profesor o profesora es una labor intrínsecamente relevante, porque no solo formamos estudiantes: acompañamos vidas, abrimos horizontes y sembramos humanidad en un mundo que a veces parece olvidar lo esencial. La docencia no se reduce a transmitir contenidos, sino que implica construir comunidades de aprendizaje, cultivar la esperanza y proyectar sueños colectivos”.
Fuente: Universidad de La Serena