La normativa -que evalúa y certifica la calidad de la formación que entregan universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica- puede ser incluso un factor que influya en la decisión económica de quien va a estudiar.
Al comenzar el segundo semestre del año, y de cara a la próxima Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), miles de estudiantes se preparan para participar en el proceso de Admisión 2026 y definir qué carreras les interesa estudiar y en qué institución. En ese contexto, una interrogante que siempre surge es cuál es la importancia real de que una institución de educación superior esté o no acreditada.
El aseguramiento de la calidad de la formación puede hacer la diferencia en que un estudiante logre cumplir sus objetivos al matricularse en una carrera, por lo que es fundamental que un organismo experto pueda evaluar y acreditar los programas educativos en la educación superior.
En Chile, esta labor es realizada por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) y, según explica su secretario ejecutivo, Renato Bartet, se evalúan diferentes aspectos que aseguren altos niveles de calidad y el buen funcionamiento de una universidad, instituto profesional (IP) o centro de formación técnica (CFT), aunque también se deben considerar otros factores.
“Es importante que las familias estén informadas de esto, como los años y niveles de acreditación de una institución, pero también se deben considerar otras fortalezas, para tener una visión más completa de cómo es cada institución, saber en qué destacan y dónde tienen espacios de mejora”, afirma.
En esa línea, otro factor que influye a la hora de escoger una institución acreditada es el aspecto económico, debido a que para participar del sistema de financiamiento que ofrece el Estado, el requisito principal es estar acreditada.
“La acreditación se hace más exigente en cada nuevo proceso”
Desde el Consejo de Rectores de Vertebral -que agrupa a los IP y CFT acreditados- destacan la relevancia de las certificaciones con que cuentan estas instituciones, que hoy corresponden al 41% de la matrícula total, de acuerdo al informe del Servicio de Información de Educación Superior (SIES) de 2025.
Sergio Morales, presidente de ese organismo, explica que “la forma en cómo entendemos la calidad ha ido cambiando con el tiempo, aumentando la exigencia” y que hoy “se ha ido buscando que no solamente los estudiantes tengan instituciones que los formen en lo técnico o en lo profesional, sino que amplíen también su mirada del mundo desde una perspectiva de su responsabilidad con el entorno y de la innovación en los procesos laborales”.
“Por lo tanto, hoy es un sello de calidad de excelencia que muestra que las instituciones están preparando laboral y personalmente a los estudiantes para un mundo más exigente, complejo y desafiante”, agrega.
Una visión similar tiene Roberto Barriga, rector del Instituto Profesional Iplacex. “La acreditación se va haciendo más exigente en cada nuevo proceso al que las instituciones nos sometemos, lo que es algo muy positivo porque nos obliga a estar siempre en un ciclo de constante mejora, de innovación, y a ofrecer a los estudiantes niveles cada vez más altos de excelencia”, sostiene.
Por otra parte, Renato Bartet, secretario ejecutivo de la CNA, agrega que también se valoran mucho las acreditaciones internacionales y certificaciones que permitan “dar cuenta de cómo una institución articula su sistema interno en la búsqueda de la calidad”, incluyendo los reconocimientos que se otorguen fuera del país.
Una de ellas es la que, de forma inédita, obtuvo Iplacex por parte de la Comisión de Acreditación de Educación a Distancia (DEAC, por sus siglas en inglés), del Departamento de Educación de Estados Unidos y el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, que certifica la calidad los programas de educación online en ese país, posicionándose como la primera institución en Chile y la segunda en Latinoamérica en recibir esta acreditación.
Fuente: 360 Comunicaciones