La académica de la Universidad de La Serena, Paola Dinamarca, alerta que la libertad condicional concedida y luego revocada a Mauricio Ortega, envía una “muy mala señal” a las víctimas de violencia de género.
Hace unos días generó debate y críticas la libertad condicional otorgada a Mauricio Ortega, agresor de Nabila rifo, la mujer de la Región de Aysén que perdió sus ojos tras un feroz ataque de su ex pareja, debido a la desprotección hacia las víctimas de este tipo de casos cuando se abren las opciones de reducción de condena o beneficios carcelarios. Y, si bien esto acaba de ser revertido por la Corte de Apelaciones, que acogió un recurso de amparo, el riesgo de que este u otros agresores vuelvan a las calles está siempre latente. Lo ocurrido, fue calificado como “una muy mala señal…lo paradójico y preocupantes es que el informe de Gendarmería es negativo” por la psicóloga y académica del Departamento de Psicología de la Universidad de La Serena, Paola Dinamarca, quien se desempeña además como perito forense y tiene experiencia en este tipo de casos.
Tras el ataque a Nabila Riffo, ocurrido en la madrugada del 14 de mayo del 2016 en Coyhaique, Ortega fue inicialmente condenado a 26 años y 170 días de cárcel por el Tribunal Oral en lo Penal de Coyhaique, por los delitos de femicidio frustrado, lesiones graves gravísimas y violación de morada, pena que fue rebajada a 18 años en julio del 2017, tras la revisión del fallo, eliminando el delito de femicidio frustrado y sustituyéndolo por el de lesiones graves gravísimas.
La especialista en Psicología Social hizo hincapié en que “muchas personas quedaron disconformes con la cantidad de años que le dieron a él, porque dos de los tres jueces del Tribunal del Juicio Oral en lo Penal dijeron que no existía dolo, es decir la intención de matar a Nabila Riffo”.
“Desde la criminología sabemos que la intención de él no era matarla, era marcarla, lo que significa que el agresor quería dejar a Nabila con una huella para el resto de su vida y que no viera crecer a sus hijos, esto debido a que ella se estaba convirtiendo en una mujer independiente, que se estaba independizando económicamente de él y por lo tanto se estaba distanciando, incluso él tenía otra pareja”, explicó.
Además de esto, Dinamarca relató que “Ortega tenía una denuncia de violencia intrafamiliar previa y ya se le había reducido la condena por el caso de Nabila de 25 a 18 años, porque no se había comprobado el dolo y ahora antes de siquiera cumplir los 9 años, nos estábamos enfrentando a que le concedieron la libertad condicional a esta persona, que claramente tiene una estructura de personalidad del victimario, la que no va a cambiar, por mucho de que presente una buena conducta al interior de la cárcel, cosa que obviamente hará”.
Nabila bajo amenaza
En cuanto a las manifestaciones psicológicas que podría presentar Nabila Riffo tras esta serie de fallos, la experta señaló que “sin duda habrá supervigilancia y se disparará todo el sistema nervioso central, lo que implicará que se gatillen sentimientos de indefensión, desesperanza y miedo, ante la forma en que actúo el aparato judicial, preguntándose ¿qué puedo esperar?”.
Sumado a esto, la experta detalló que la víctima podría experimentar “trastornos del sueño y trastornos asociados a la alimentación, además cuando una persona está sometida a una situación de alto estrés, puede quedar en shock, lo que podría generar que quiera huir o incluso enfrentar la situación”.
La psicóloga también afirmó que en el caso de que se hubiese concretado la libertad condicional de Ortega, esto hubiese supuesto un peligro para la integridad de Nabila Riffo, ya que “este tipo de víctimas siempre tendrán el miedo de que el agresor pueda salir antes y cumplir con sus amenazas, lo que no es un temor infundado, ya que es común que los agresores no respeten las medidas cautelares de alejamiento de las víctimas y terminan asesinandolas”.
“En el caso de Nabila, además del riesgo latente de encontrarse con su agresor, aquí se da un fuerte daño psicológico, porque obviamente ella quedó con estrés postraumático, secuela psicológica que generalmente se presenta dos años después de ocurrido el evento y aunque se puede tratar, es algo que queda de por vida, ya que el control está depositado en el victimario, lo que la vuelve a la víctima mucho más insegura y vulnerable”, añadió.
Dinamarca añadió que “es importante recordar que Nabila Riffo fue muy maltratada pública y mediáticamente, llegando a ser vilipendiada en el propio juicio, por lo que ya cargaba con una revictimización tremenda, tras lo que el fiscal debería haber solicitado que se reevaluará el daño, pero no se hizo”.
Casos similares
Ahondando en esta temática, la psicóloga recordó el caso del mediáticamente conocido como “el psicópata del tambor”. En el caso de Ortega, recordó, “el informe de Gendarmería es negativo” y recalcó que es lo mismo que pasó con Hugo Bustamante, el asesino de Ámbar Cornejo, a quien también dejaron libre sin haber cumplido su condena”.
“El punto es qué información estamos transmitiendo a la justicia y qué seguridad se le puede transmitir a las personas si el sistema judicial no está obrando de la manera que corresponde, que es velar por la protección de las víctimas directas e indirectas, es decir, las familias y el resto de la ciudadanía”, agregó.
Al ser consultada por el caso de Bustamante, la académica sostuvo que “gracias a los instrumentos que se le aplicaron, está comprobado que él tiene una estructura de personalidad narcisista con rasgos psicopáticos, ya que además él tenía un antecedente previo, razón por la que se le denominó el asesino del tambor, debido a que mató e incineró a su pareja de ese entonces y al hijo de ella”.
“Este tipo de personas tienen un alto grado de reincidencia, porque tienen patrones y estructuras de personalidad estáticos, lo que quiere decir que no cambiarán bajo ningún sistema de rehabilitación, por lo tanto se constituyen en un gran factor de riesgo y peligro para la sociedad”, insistió.
Fuente: Universidad de La Serena