por Christian Klein, CEO de SAP SE
Cuando se habla de inversiones en inteligencia artificial (IA), las cifras impresionan. “Stargate”, una iniciativa estadounidense para construir los centros de datos de IA más grandes del mundo, planea invertir 500 mil millones de dólares en los próximos cuatro años. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos acaban de anunciar planes para adquirir cientos de miles de chips avanzados de IA. Y en la “Cumbre de Acción en IA”, realizada en Francia a principios de este año, actores públicos y privados se comprometieron a invertir más de 300 mil millones de euros para impulsar la IA en Europa.
Está claro que las expectativas sobre los beneficios económicos de esta tecnología están por las nubes. De acuerdo con una encuesta reciente realizada por SAP a empresas chilenas, el 80% planea aumentar su inversión en IA en 2025. Sin embargo, un estudio actual de McKinsey reveló que más del 80% de las organizaciones a nivel mundial aún no ha visto un impacto real en sus ganancias. Entonces, ¿de dónde viene esta desconexión?
La clave está en que la IA no es una tecnología aislada. Para que sus beneficios realmente se hagan realidad, debe estar profundamente integrada en los procesos empresariales. Y para eso, las empresas necesitan establecer tres pilares fundamentales: software moderno en la nube, una gestión de datos actualizada y una infraestructura coherente de tecnologías de IA que trabaje en conjunto con ambos.
Empecemos por el software. Todas las empresas exitosas usan software para organizar y optimizar sus operaciones: desde la recepción de pedidos y compras hasta la producción, entrega y atención al cliente. Aun así, muchas organizaciones siguen dependiendo de software heredado instalado en sus propios servidores. Este ecosistema suele estar compuesto por programas diversos que se han ido adaptando con el tiempo y, muchas veces, ya no están alineados con las últimas innovaciones. Estos sistemas son costosos de mantener y dificultan que las empresas respondan ágilmente a los diferentes desafíos y oportunidades.
Las aplicaciones de IA también enfrentan importantes limitaciones en estos entornos heredados: les cuesta entender cómo funciona internamente la empresa, interpretar conjuntos de datos dispersos y fragmentados, e incluso encontrar información clave.
Por eso, el primer paso para aprovechar el potencial de la IA en los negocios es migrar del software heredado al software moderno en la nube. Es decir, aplicaciones gestionadas de forma centralizada, alojadas en centros de datos profesionales, que se actualizan constantemente con nuevas innovaciones y que están completamente integradas para facilitar el flujo de información entre todas las áreas de la empresa.
Hoy en día, esta llamada migración a la nube es más rápida, sencilla y transparente que nunca, gracias a los métodos comprobados y herramientas digitales avanzadas disponibles. Y el beneficio también ha crecido como nunca: las aplicaciones en la nube funcionan de manera integrada desde el inicio y cubren de forma completa las necesidades de software de la organización. Esta integración permite, por ejemplo, que un fabricante de autos reduzca tiempos y costos desde que se recibe un pedido hasta que se produce y entrega el vehículo. Y lo mismo aplica a otras industrias y flujos de trabajo.
Podemos ver un ejemplo de esto en el caso de la empresa chilena Caja Los Andes, que recientemente llevó la gestión de su ERP a la nube para impulsar eficiencia y ganar agilidad y escalabilidad.
La migración a la nube, entonces, no es solo un proyecto de TI: es la base digital para modernizar toda la empresa y pasar de estar “bien” a ser “excelente”.
Una vez en la nube, las empresas pueden sumar soluciones avanzadas de gestión de datos con poco esfuerzo. Podemos imaginar esta gestión avanzada como un archivo mágico: almacena y organiza automáticamente todos los documentos, la información y los datos en el lugar correcto y en orden perfecto; siempre actualizados, sin duplicados ni errores, fáciles de encontrar, etiquetados de forma inteligente y dentro del contexto adecuado.
Cuando se combinan las aplicaciones en la nube con una buena gestión de datos, los líderes empresariales obtienen una visión completa de su organización. Al mismo tiempo, se le abre la puerta a las tecnologías de IA para que accedan, comprendan y faciliten operaciones a lo largo de toda la empresa; desde apoyar en tareas repetitivas hasta realizar análisis complejos y generar perspectivas valiosas. Y la siguiente evolución ya está en marcha; con esta base tecnológica, los asistentes digitales, también conocidos como “agentes de IA”, ahora pueden ejecutar tareas complejas por su cuenta. Por ejemplo: encontrar facturas vencidas, identificar qué salió mal, resolver el problema y asegurarse de que se cumplan los objetivos de pago.
Aprovechar todo el potencial de la IA implica recorrer un camino: del software local a la nube, de ahí, a una gestión moderna de datos, y finalmente, a la incorporación de agentes de IA en toda la empresa. Ese es el verdadero motor que libera el potencial transformador de la inteligencia artificial y nos permite reinventar cómo funcionan nuestros negocios y economías.
Fuente: Impronta