La musicóloga y académica de la Universidad de La Serena, Valeska Cabrera, explicó que hay cierto tipo de música que puede generar placer y conexión social, aunque también puede desencadenar efectos menos deseables.
Diversos estudios han demostrado que escuchar o interpretar música no sólo sirve para acompañar momentos, sino que también puede transformar el cuerpo y la mente de las personas. De hecho, recientemente el Colegio de Químicos de Puerto Rico (CQPR) dio a conocer que la música del artista puertoriqueño Bad Bunny activa neurotransmisores claves para sentir placer, bienestar y euforia.
Respecto a esto, la musicóloga y académica del Departamento de Música y Directora del Coro Universitario de la Universidad de La Serena, Valeska Cabrera, aseguró que “esto tiene completo sentido. Conozco otros estudios que tratan los casos de personas que participan en coros u orquestas y efectivamente experimentan un fenómeno de activación de ciertos neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, así como la liberación de oxitocina, que es la hormona asociada al placer, la felicidad y el bienestar”.
Ahondando en esto, Cabrera indicó que “las personas se conectan a través de la música y esto les hace sentir que son una comunidad aunque no se conozcan, solo por el hecho de estar cantando juntos una misma canción, ya que eso produce una sensación de pertenencia, similar a lo que ocurre cuando los hinchas de la selección chilena cantan los himnos”.
“En estos casos, las personas saltan y bailan durante mucho tiempo bajo los efectos de ritmos monótonos que son una parte muy interesante del fenómeno, pues el mismo estímulo ritmo-auditivo, sumado a la hiperventilación que genera el baile, produce alteraciones de los estados de consciencia. Es muy posible que ocurra lo mismo con las personas que van a los conciertos de Bad Bunny o las que están compartiendo en un mismo espacio con un mismo beat durante mucho tiempo, como lo que sucedía con la música disco”, agregó.
Además de esto, la académica sostuvo que “estamos en una sociedad cada vez más fragmentada y solitaria, y la música ofrece una ventana para que la gente vuelva a conectarse. Descubrir que a un otro le gusta el mismo cantante y que se sabe las mismas canciones, genera un sentido de familiaridad y eso puede contribuir también a este sentido de bienestar”.
En apoyo a esto, la experta recalcó que “la gran mayoría de los integrantes de las bandas, orquestas, coros y las distintas agrupaciones musicales con las que contamos, termina sus ensayos con una sensación de bienestar, porque se forma un sentido de comunidad al hacer música en conjunto, lo que se suma a la satisfacción de los conciertos y de haber conquistado una meta, lo que también es muy beneficioso para la salud mental”.
Efectos en el cuerpo y el ánimo
La académica de USerena también detalló que “la relación de la música con las emociones es conocida desde la antigüedad. De hecho, Pitágoras descubrió que la música se generaba a través de órdenes numéricos y que había ciertos intervalos que producían una sensación de estabilidad. Estas características numéricas o geométricas se relacionaban con la llamada música de las esferas, concepto que describe la armonía y las proporciones matemáticas que se creía que existían en el movimiento de los cuerpos celestes, lo que aunque no era perceptible para el oído humano, podía ayudar a equilibrar el alma”.
“Posteriormente Platón dijo que ciertas escalas o modos beneficiaban la educación de las personas y también descubrió que habían otras escalas que llevaban a las personas a tener comportamientos indeseados, por lo que decía que había que censurar toda música que contribuyese al desorden emocional y a la indulgencia, priorizando escuchar música que tranquiliza el espíritu”, añadió.
Cabrera también relató que “Platón tenía una clasificación de las escalas en relación a su efecto en el ánimo. Por ejemplo, estaba la escala Phrygia, que promovía el entusiasmo, y la escala Dórica, que promovía la templanza, ideal para cuando las personas estaban muy eufóricas”.
“Las neurociencias también han avanzado mucho en este sentido. La música está compuesta por frecuencias de onda y aunque algunas no son audibles para nuestro sistema auditivo, eso no significa que no tengan influencia en lo que pasa en el cuerpo de las personas”, destacó.
En cuanto a posibles recomendaciones musicales, la experta expresó que “la idea es atreverse a escuchar música distinta, no sólo la que está en todas partes, sino también la que tiene un mayor nivel de complejidad y desarrollo, que no está en el mainstream, de compositores reconocidos por la gente, como Mozart, ya que la neurociencia ha probado que este tipo de música contribuye a promover el orden, la estructura sobre el caos que pueda haber en los pensamientos y por eso es música que puede beneficiar la concentración en el momento del estudio”.
Cabe agregar que el Coro Universitario de USerena está integrado por estudiantes, funcionarios, profesores y además da la bienvenida a personas externas a la universidad, por lo que constituye una excelente oportunidad para experimentar sus beneficios.
Música que fortalece valores
En cuanto a los prejuicios en contra de la música de Bad Bunny, la experta señaló que “no creo que haya cierta música con más valor que otra y no podría juzgar a un tipo de música como mala, si resulta que tiene millones de auditores, pero desde un punto de vista técnico de la academia, sí podría decir que hay música más compleja, porque tiene una mayor variedad rítmica, de motivos musicales, escalas y armonías”.
Sin embargo, la musicóloga advirtió que “los textos de las canciones son muy importantes, ya que la música puede ser un vehículo transmisor de valores. Por eso, se debe evitar exponer a los niños, niñas y adolescentes a música con letras obscenas o sexualizadas, que en realidad no nutren a las personas o no fortalecen los valores que queremos como sociedad”.
“Nadie expondría a un niño a ver una película pornográfica y si lo hiciera, el resto de la sociedad diría que es una brutalidad y que esa persona debería ir a la cárcel, debería ser igual con la música, porque es un vehículo demasiado poderoso para instalar mensajes en la mente de las personas”, insistió.
Fuente: USerena.