La gastronomía nacional cuenta con una gran diversidad de preparaciones que rescatan la historia y tradiciones de cada territorio, que nos ofrecen alternativas para enriquecer la mesa durante las celebraciones.
Pocas personas saben que la empanada es un plato de origen árabe, que desde la antigua Persia (hoy Irán) se expandió a la península ibérica, para luego ser traída a América Latina por los españoles, donde fue adaptada en cada país de acuerdo a los ingredientes y gusto locales.
En Chile, se dice que Inés de Suárez -integrante de las huestes que acompañaron a Pedro de Valdivia- fue quien la preparó por primera vez en estas tierras. Los criollos, al tratar de imitarla, adaptaron la receta con los recursos disponibles, lo que dio origen a una variante de cebolla y condimentos: el pequén.
Con el tiempo, esa preparación derivó en la actual empanada de pino, que hoy es parte esencial de nuestras mesas. Si bien se consume durante todo el año, en septiembre adquiere un rol central en la celebración de las Fiestas Patrias.
Sin embargo, más allá de las empanadas, el anticucho o el choripán, que son los protagonistas en los hogares, nuestro país cuenta con otras ricas tradiciones de platos típicos que vale la pena conocer.
“Hay que poner en valor las diferentes cocinas chilenas con su territorialidad, como por ejemplo, una buena cazuela, ajiaco, valdiviano, caldillo de congrio, estofado o curanto. Tenemos una gran cantidad de preparaciones que nos entregan tradición y cultura”, señala David Barraza, director de la Escuela de Gastronomía y Turismo del Instituto Iplacex.
El docente enfatiza que cuando se habla de gastronomía local “debemos referirnos a las cocinas chilenas”, ya que la extensa geografía del país ha dado lugar a múltiples tradiciones, muchas de ellas heredadas de los pueblos originarios. “Son culturas vivas que aportan religión, música, rituales, vestimenta, artes y, por supuesto, gastronomía”, agrega.
En el norte del país, por ejemplo, destacan platos como la calapurca, la patasca o el chairo -basadas en un caldo con diferentes ingredientes, similares a la cazuela-, los tamales -una preparación cercana a las humitas- y las empanadas de charqui.
En la zona centro-sur, en tanto, sobresalen los estofados, chupes, curantos, milloquines (albóndigas pequeñas hechas con puré de legumbres y sofrito), cancato (a base de pescado asado), el popular milcao, los chapaleles y las empanadas de digüeñes, un hongo comestible que crece en los robles.
Finalmente, en la cocina tradicional de Rapa Nui encontramos el tunu ahi, una técnica de preparación de alimentos sobre piedras calientes, principalmente de pescado fresco, carnes o mariscos, camote y plátano asado, además de los curantos y ceviches preparados con productos locales.
Fuente: 360comunicaciones.