Dante Castillo, sociólogo y académico de la Facultad de Humanidades Usach, reveló que el volver a la actividad laboral puede ser “un desafío significativo” y recomendó tomarse con calma este “aterrizaje forzoso” a la oficina tras varios días de descanso.
“Lo vemos después del 18”. Esa frase tan típica previo a Fiestas Patrias golpea de lleno a las y los trabajadores a la vuelta de festividades. Tras varios días de descanso, hay que adaptarse de nuevo a los pedidos laborales, a los papeleos que quedaron atrasados y el ritmo de trabajo.
Con trabajo acumulado, el regreso se hace más difícil y en algunas personas genera agobio o estrés. Dante Castillo, sociólogo y académico de la Facultad de Humanidades Usach, abordó este tema y reveló que el volver a la actividad laboral puede ser “un desafío significativo”. Este fenómeno se conoce como el síndrome “posvacacional” o “estrés posvacacional”.
El largo festejo, acompañado de asados, empanadas, fondas y descanso, hacen que la vuelta sea algo dura de digerir, sobre todo los primeros días. “La dificultad principal de volver del 18 de septiembre no es la incapacidad para realizar las tareas, sino la readaptación mental y emocional, pues se debe pasar de un estado de relajación, desconexión y bajo estrés a uno de alta exigencia, cumplimiento de plazos y reactivación de rutinas”, aseguró el profesional.
Factores que influyen en las personas post Fiestas Patrias
Que suene la alarma y que cueste levantarse para ir a trabajar es algo que también es muy común tras las festividades patrias. Solo pensar en lo que se dejó de hacer antes del “18” y todo lo que se tendrá que resolver en pocos días genera estrés y pocas ganas de estar en una oficina.
Para Castillo la dificultad para el retorno post Fiestas Patrias “tiene que ver con el choque de realidad, es decir, el contraste entre el ocio y las responsabilidades laborales puede generar una sensación de desánimo o frustración, en la medida que la rutina y las obligaciones rompen abruptamente con la “libertad” y la flexibilidad del descanso”.
Además, indicó que “también es común que durante la ausencia se acumulen correos electrónicos, proyectos y pendientes, lo que genera una sensación de agobio al regresar. Además, el alto volumen de trabajo inicial puede ser estresante y abrumador”.
Otro factor importante al regreso es que “también aparece una abrupta fatiga mental, aunque se haya descansado físicamente, el cerebro necesita tiempo para volver a su máximo rendimiento. La concentración y la capacidad de tomar decisiones pueden tardar en recuperarse por completo”.
El profesional planteó que, dependiendo de la vinculación o la valoración que se tenga de las actividades laborales, puede disminuir la motivación. “Por lo tanto, la motivación intrínseca y el sentido de propósito con las tareas profesionales pueden necesitar un período de recalibración”, comentó en Diario Usach.
El experto manifestó que, en términos biológicos, “el retorno a los horarios y la rutina laboral, generan cambios en los patrones de sueño y alimentación y la vuelta a los horarios fijos genera fatiga. No hay que olvidar que el cuerpo y la mente necesitan adaptarse de nuevo a la disciplina de la rutina diaria”.
Tomarse las tareas con calma
Debido a lo acotado del receso, es bastante difícil evitar el “aterrizaje forzoso” en el trabajo. Para el sociólogo es “difícil evitar el estrés, debido a que los días de descanso son mucho menos que el de las vacaciones laborales”.
Pese a ello, en la medida que la actividad laboral lo permita, el académico de la Universidad de Santiago indicó que es recomendable que para el primer día se empiece por lo más fácil. No partir con la tarea más compleja. Se sugiere revisar correos, organizar tu bandeja de entrada en tu correo y hacer una lista de prioridades.
“Es importante priorizar y no agobiarse. Es normal que haya una acumulación de trabajo, pero en lugar de intentar resolver todo a la vez, se sugiere identificar las tareas más urgentes y concéntrate en ellas”, señaló.
El profesional agregó que “de ser posible, se recomienda recuperar el horario gradualmente. Por ejemplo, si los horarios de sueño cambiaron, intentar volver a tu rutina de sueño habitual, esto ayudará a sentirse más descansado y menos irritable”.
El académico Usach también es claro que lo mejor es asumir que la productividad no estará al 100% el primer día. “Hay que tomarse las tareas con calma y con cierta compasión de uno mismo, durante este período de ajuste. También se pueden incorporar pequeñas pausas a lo largo del día, como estirarse, caminar o simplemente tómate unos minutos para respirar”, complementó.
Para poder gestionar mejor la vuelta, Castillo afirmó que es positivo “programar una actividad que guste después del trabajo, como llamar a amigos o ver una película. El hecho de tener algo que esperar al final del día laboral puede hacer que la jornada sea más llevadera”.
Por último, aseguró que hay que cuidar la alimentación, tras varios días de exceso de comidas y bebidas. “Vuelve a una dieta equilibrada. La comida saludable puede ayudarte a mantener tus niveles de energía y a mejorar tu concentración”, concluyó.
Fuente: Universidad de Santiago