- Académico de la Universidad de La Serena destaca que la iniciativa responde a una deuda del Estado y la sociedad con los adultos mayores, y que debe traducirse en un acceso más efectivo a la justicia y al cuidado digno.
En un Chile que envejece aceleradamente, el abandono de personas mayores ya no es una excepción, sino un fenómeno que preocupa en hospitales, hogares de larga estadía y centros de salud. Según los primeros resultados del Censo 2024, el 14 % de la población corresponde a personas de 65 años o más, y por cada 100 menores de 14 años, existen 79 adultos mayores, lo que refleja un giro demográfico sin precedentes. En este contexto, un grupo de diputados impulsa el proyecto de ley “Hijitos Corazón”, una iniciativa que busca establecer la obligación legal de hijas e hijos de asistir a sus padres cuando estos se encuentren en condiciones de abandono, dependencia o precariedad.
La propuesta plantea modificar la ley que regula los Tribunales de Familia para facilitar procedimientos en favor de personas mayores, y también propone incluir en la Ley de Derechos y Deberes del Paciente el derecho al acompañamiento permanente durante hospitalizaciones, similar al que hoy tienen niños, adolescentes y mujeres embarazadas. Además, incorpora medidas para agilizar el acceso a alimentos, mediante herramientas como la retención de fondos previsionales, inspiradas en modelos previos como la ley “Papitos Corazón”.
Para el abogado Carlos Magna, académico del Departamento de Ciencias Jurídicas de la Universidad de La Serena, el proyecto es un paso en la dirección correcta ya que a su juicio “tiene un trasfondo social y humano que no podemos seguir postergando. Nuestros adultos mayores forjaron lo que somos como sociedad, y es inaceptable que terminen sus días solos, sin apoyo familiar ni estatal”.
El académico explicó que actualmente existen mecanismos legales para solicitar pensiones alimenticias, pero su acceso es limitado y engorroso. “Tenemos corporaciones de asistencia judicial, el SENAMA, diversas instituciones. Pero lo cierto es que muchas veces no alcanzan a todas las personas que lo necesitan, y la justicia sigue siendo lejana para muchos adultos mayores”, explicó.
En cuanto al diseño legislativo, Magna advirtió que la iniciativa aún es insuficiente. “No he escuchado opiniones en contra del espíritu del proyecto, pero sí hay consenso en que requiere ajustes técnicos. Se deben pensar mejor las herramientas y avanzar hacia soluciones integrales”, sostuvo.
A su juicio, no basta con establecer deberes a los hijos: también se debe garantizar un sistema accesible, amigable y eficaz para que los adultos mayores puedan ejercer sus derechos, sin depender de intermediarios ni barreras institucionales.
Frente a los casos de abandono que se evidencian en hospitales y hogares de larga estadía, el académico valoró especialmente el foco del proyecto en el acompañamiento afectivo y emocional, una dimensión muchas veces invisibilizada. “El abandono no solo es económico. Es también afectivo. Hay personas que pasan años sin una visita, sin una llamada. Eso deteriora su salud mental y emocional, y el Estado debe hacerse cargo”, recalcó.
Como reflexión final, Magna advierte que la tendencia demográfica actual obliga a repensar urgentemente las políticas públicas. “La tasa de natalidad ha bajado drásticamente. Nuestra población está envejeciendo, y en pocos años más, los adultos mayores serán mayoría. Por eso, desde ya debemos tener claridad respecto hacia dónde van las prioridades del país. Nuestros adultos mayores merecen toda la protección y el respeto que se han ganado en una vida de trabajo”.
Fuente: Universidad de La Serena