Ante la presión del proceso de admisión a la educación superior, especialistas recalcan que la vocación no es una “revelación mágica”, sino un proceso de investigación técnica y de autoconocimiento. Diferenciar los hobbies de profesiones y analizar el perfil de egreso de las carreras, son pasos obligatorios para evitar la deserción futura.
El proceso de admisión 2026 se acerca y, mientras esperan los resultados de la PAES, miles de jóvenes se enfrentan al dilema de definir su futuro y elegir qué carrera estudiar y dónde. La toma de esta decisión suele estar nublada por mitos y ansiedad, por ello, expertos en orientación vocacional de la Universidad de La Serena, advierten que elegir una carrera universitaria no debe basarse únicamente en el rendimiento académico o en la intuición, sino en una estrategia informada que equilibre el autoconocimiento con un análisis técnico de la oferta académica.
Respecto a la orientación vocacional, enfatizan que el autoconocimiento es clave. No basta con tener buenas notas, es necesario identificar pasiones e intereses reales. También, es fundamental distinguir entre una pasión personal que puede mantenerse como un hobby y una profesión que se desea ejercer diariamente bajo estándares laborales. Para complementar la idea, al respecto, Juan Pablo Fajardo, psicólogo de PACE OAME explica que “hay que conocer los intereses vocacionales, que son pasiones o intereses personales y entender que no necesariamente en la oferta académica de la institución vas a encontrar un match tan directo”.
El error más frecuente detectado en los postulantes es elegir una carrera guiándose exclusivamente por su nombre. Muchas veces, puede ser atractivo pero engañoso respecto a su contenido real. Para combatir esto, Patricia Astroza, coordinadora del Departamento de Bienestar Estudiantil de la USerena, indica que es importante revisar dos documentos técnicos disponibles en los portales de admisión: el perfil de egreso y la malla curricular. “En la página de admisión USerena puedes ir a las carreras y ver el perfil de egreso, es decir, por ejemplo, conocer para qué estamos formando una profesional enfermera o que hace una persona que egresa de Química y Farmacia”. Por su parte, la malla curricular, permite al estudiante visualizar las asignaturas reales que componen una carrera, Astroza dice, “cuando uno mira la malla puede ver que por ejemplo una carrera tiene ramos de matemática y de química”.
Asimismo, ambos afirman que es necesario desdramatizar la elección. Se debe comprender el pregrado como una etapa inicial y no como una sentencia definitiva. En tal sentido, recalcan que la trayectoria profesional moderna es dinámica y flexible, permitiendo que, a través de especializaciones y posgrados, el estudiante pueda redirigir su camino a lo largo de su vida, reduciendo así la angustia de sentir que se juega “todo o nada” en una sola decisión.
Una elección vocacional exitosa requiere pasar de la intuición a la investigación. Tomarse el tiempo para leer la letra chica de los programas y proyectarse en el campo laboral real son las herramientas más efectivas para reducir la incertidumbre y enfrentar el desafío universitario con seguridad y propósito.
Fuente: U. Serena.