El desierto de Atacama, el más árido del mundo, se viste de colores. Tras las lluvias invernales, la dicha región y parte de Coquimbo comienzan a experimentar un fenómeno único: el desierto florido, cuyo peak se espera para octubre de este año.
El biólogo y académico del Departamento de Biología de la Universidad de La Serena, Dr. Rodrigo Ríos, explicó cómo es posible que en un entorno tan hostil aparezca, de pronto, una explosión de flores y vida.
“Es un fenómeno espectacular que no ocurre todos los años. Las plantas del desierto han desarrollado adaptaciones que les permiten permanecer latentes por largos periodos y emerger sólo cuando las condiciones son favorables”, señaló.
El investigador explicó que el desierto de Atacama, con una antigüedad estimada de entre 5 y 10 millones de años, fue escenario de procesos de adaptación y diversificación de especies.
En estos últimos millones de años, “las fluctuaciones climáticas han modificado la distribución de especies a lo largo del desierto. En cada zona se han establecido las que mejor toleran esas condiciones. Hoy reúne a más de 200 especies que responden de manera similar a lluvias y cambios de temperatura. Muchas tienen bulbos o bancos de semillas que les permiten esperar durante años hasta que se den las condiciones adecuadas”, explica.
Además, el desierto florido no solo es un espectáculo visual. La explosión de vegetación activa a la fauna, incluyendo insectos polinizadores y a herbívoros como las conocidas “vaquitas”.
El doctor en Biología describió que “ellos aprovechan este breve periodo de abundancia, y luego también entran en estrategias de latencia similares a las de las plantas”.
¿Se puede provocar un desierto florido artificial?
En los últimos años, se ha debatido la posibilidad de regar sectores del desierto con fines turísticos. Sin embargo, el académico es categórico: no es viable replicar artificialmente el fenómeno.
El biólogo enfatiza que “no depende solo del agua. Se requiere un umbral de lluvia, pero también hay bajas temperaturas y heladas que gatillan la salida de la latencia. Regar artificialmente podría generar manchas de vegetación, pero no replicaría el fenómeno en toda su magnitud”.
Además, está el factor económico, pues sería altamente costoso y podría dañar a las especies, haciéndolas emerger en momentos inadecuados y agotando sus bancos de semillas.
Fuente: USerena.