El académico del Departamento de Psicología de la Universidad de La Serena, Sebastián Corral, detalló los efectos del cambio de hora en el sueño, la concentración y el estado de ánimo.
Llegó septiembre y no solo trajo consigo el ambiente previo a las Fiestas Patrias y el inicio de la primavera, sino que también la inevitable despedida del horario de invierno para darle la bienvenida al de verano, adelantando las manecillas del reloj y alargando nuestras tardes una hora, tratando de aprovechar cada minuto de luz.
Sin embargo, aunque muchos ven con buenos ojos este cambio, se debe tener presente que este tipo de cambios tiene efectos en nuestro ritmo circadiano, es decir, el reloj biológico interno de 24 horas que regula nuestros ciclos de sueño y vigilia, y otros procesos fisiológicos, influenciados principalmente por la luz y la oscuridad.
Con respecto a esto, académico del Departamento de Psicología de la Universidad de La Serena, Sebastián Corral, aseguró que “Chile es uno de los pocos países en el mundo que aún mantiene la práctica de adelantar una hora, buscando aprovechar de mejor manera la luz solar, ya que con el horario de verano ganamos una hora de luz”.
Y agregó “ahora nos vamos a levantar con más luz y eso es positivo, porque en realidad es lo que debería ocurrir siempre, ya que al iniciar el día con mayor luz solar, existe una mayor liberación de cortisol, lo cual nos prepara para la actividad diaria”.
El Doctor en Psicología también destacó que “al mismo tiempo, si al momento de acostarnos hay menos luz solar, también hay mayor producción de melatonina, lo cual facilita el sueño”.
Sin embargo, este cambio también acarrea una serie de consecuencias en el corto y largo plazo para las personas, por lo que el experto recalcó que “en relación a cómo afectan a las personas estos cambios en el horario, hay que hacer una diferencia entre niños y adultos”.
“Las niñas y niños son los que se ven más afectados por este cambio de horario, ya que cambia sus patrones de sueño y eso incide en alteraciones pasajeras a nivel cognitivo, como por ejemplo problemas de concentración, lo cual influye en su rendimiento escolar y en su estado de ánimo, ya que andan más irritables”, señaló.
En cuanto a las recomendaciones para evitar este tipo de escenario, el investigador sostuvo que “sería ideal que una semana antes del cambio de hora, los niños se duerman 10 minutos antes de su horario regular de sueño, al día siguiente 20 minutos antes y así hasta completar una hora, para disminuir ese desfase”.
“Otra buena recomendación es que el día sábado, que es cuando se cambia el horario, niños y adultos traten de tener un día más tranquilo y con menor actividad física, además evitar el consumo de bebidas energéticas, té y café durante los primeros días después del cambio de horario, ya que podrían dificultar el dormir”, añadió.
Corral también insistió en que “es muy importante que empecemos a implementar la práctica de que las niños, niños y adolescentes dejen de exponerse a todo tipo de pantallas, al menos una hora antes de dormir”.
Empezar bien la mañana
Ahondando en los efectos que podría tener el cambio de horario en las personas, el académico dijo que “actualmente existe cierta desconfianza respecto al exceso de cortisol y si esto es negativo para salud, pero lo cierto es que el cortisol es una hormona que todos necesitamos, sobre todo en las primeras horas de la mañana, porque nos ayuda precisamente a activarnos”.
“Mantener niveles adecuados de cortisol es sumamente positivo para nuestra actividad diaria, sin embargo, cuando tenemos situaciones de estrés o algún trastorno de ansiedad, se elevan los niveles de cortisol, lo que no es necesariamente tóxico como muchas personas plantean, aunque podría llegar a serlo en el caso de mujeres embarazadas o cuando estos niveles de cortisol son demasiado altos y se mantienen durante largos periodos de tiempo”, advirtió.
Ahondando en esto, el experto explicó que este tipo de situaciones se da “en personas que sufren trastornos de ansiedad crónicos y crisis de pánico que no han sido tratadas correctamente, lo que va produciendo un efecto acumulativo del cortisol, que es lo que se denomina como estrés tóxico”.
Fuente: USerena.