Señor director:
Hace un tiempo se conoció un caso que generó indignación: una empresa clasificaba a trabajadores según sus antecedentes judiciales, limitando sus oportunidades laborales. Todos coincidieron en que era injusto. Sin embargo, algo similar ocurre en el ámbito financiero y casi nadie lo cuestiona.
La Ley de Insolvencia y Reemprendimiento busca dar una segunda oportunidad a las personas sobreendeudadas, permitiéndoles extinguir sus deudas y rehabilitarse. Pero en la práctica, quienes se acogen a ella quedan marcados. Aunque su deuda desaparezca y su puntaje financiero sea impecable, siguen figurando en el Boletín Comercial (Dicom) como “quebrados”.
Así, mientras alguien con deudas impagas puede ocultar su situación si nunca se declaró en quiebra, quien enfrentó legalmente su insolvencia carga con una etiqueta permanente. La contradicción es evidente: castigamos a quien hizo las cosas bien.
En un país con más de 3,8 millones de morosos, la rehabilitación financiera debería ser una política real, no un ideal frustrado. Si Chile quiere fomentar la inclusión financiera y el reemprendimiento, debe revisar este registro que estigmatiza a quienes buscan volver a empezar.
Ricardo Ibáñez, abogado y fundador de DefensaDeudores.cl
Fuente: Simplicity