Como cada 29 de octubre, expertos destacan hábitos diarios que ayudan a reducir riesgos y cuidar el corazón y el cerebro.
Octubre de 2025.– El accidente cerebrovascular (ACV) sigue siendo una de las principales amenazas para la salud en Chile y el mundo. La Organización Mundial de la Salud estima que más de quince millones de personas sufren un ACV cada año, y de ellas, un tercio queda con secuelas permanentes. En Chile, se registran alrededor de 25 mil casos anuales, consolidándose como la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres.
De acuerdo con cifras del grupo Interclínica —que agrupa cinco centros de salud en cuatro regiones del país—, los ingresos por ACV aumentaron en promedio un 32% durante el primer semestre de 2025 respecto del mismo período del año anterior. El alza fue particularmente significativa en Tarapacá Interclínica (Iquique) y Los Carrera Interclínica (Quilpué), donde los casos más que se duplicaron (150%), mientras que en Los Leones Interclínica (La Calera) el crecimiento llegó al 100%. En sentido contrario, San José Interclínica (Arica) y Cordillera Interclínica (Santiago) registraron caídas del 50% y 23,08%, respectivamente.
El valor de cuidarse
Ante este panorama, especialistas insisten en la importancia de la prevención. La doctora Karina Backit Lavin, médico jefa de la Unidad de Pacientes Críticos de San José Interclínica, explica que “el ACV es prevenible en un 80% de los casos si actuamos sobre los factores de riesgo. La invitación es a tomar conciencia de que pequeños cambios en el día a día —como controlar la presión arterial, hacer ejercicio y mejorar la nutrición— pueden marcar la diferencia entre una vida saludable y un evento que cambia para siempre la calidad de vida”.
La alimentación, a menudo rodeada de mitos, ocupa un lugar central en las conversaciones sobre salud. El café, por ejemplo, no es un enemigo si se consume con moderación: “Dos o tres tazas diarias son seguras para la mayoría de las personas y pueden incluso aportar antioxidantes, salvo en casos de hipertensión descontrolada”, explica la doctora Backit Lavin. En cambio, el vino no se recomienda como estrategia preventiva: “Los antioxidantes que se le atribuyen se pueden obtener de fuentes más seguras, como frutas y verduras frescas”.
Para mantener el bienestar, lo ideal es priorizar alimentos frescos, reducir el consumo de ultraprocesados, azúcares y grasas, y evitar sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco.
El ejercicio es otro de los pilares de la prevención. No hace falta correr maratones ni pasar horas en un gimnasio. La evidencia muestra que caminar a paso rápido, bailar, andar en bicicleta o incluso subir escaleras suman beneficios si se realizan de manera constante. “Moverse a diario reduce la presión arterial, mejora la circulación y protege al cerebro frente a un ACV”, detalla el especialista de San José Interclínica.
Bienestar integral
Pero la salud no depende solo de la dieta y la actividad física. El bienestar emocional y social también cumple un rol clave. “Mantener relaciones afectivas y sociales activas, compartir tiempo con personas significativas y disfrutar de momentos de intimidad puede favorecer el bienestar emocional y contribuir a un estilo de vida saludable, con impactos positivos en la salud cardiovascular”, precisa el doctor Jorge Cruz Terraza, Coordinador de Urgencias de Tarapacá Interclinica.
A esto se suma la importancia de cultivar actividades que estimulen la mente. Leer, aprender un idioma, tocar un instrumento o cocinar en casa ayuda a ejercitar la memoria y a fortalecer la llamada “reserva cognitiva”, fundamental para un envejecimiento cerebral saludable. “Este tipo de actividades no solo mantiene la mente activa, sino que refuerza la reserva cognitiva, un factor clave para conservar un cerebro sano y favorecer un envejecimiento cognitivo más protegido”, explica el doctor Cruz.
La prevención no depende de una única acción, sino de la suma de decisiones cotidianas, asevera el doctor. “Se trata de combinar una alimentación equilibrada, actividad física regular, vínculos sociales y hábitos saludables. Dormir bien, evitar el tabaco, manejar el estrés y mantener relaciones afectivas son piezas de un mismo puzzle que, juntas, ayudan a reducir el riesgo de ACV y de otras condiciones que ponen en juego la salud y el bienestar”.
Fuente: Impronta