• Como Defensor de la Niñez siempre he condenado la violencia y no existe ningún antecedente, postura, o lineamiento donde los actos de violencia sean respaldados por la Defensoría de la Niñez. De hecho, siempre he sostenido que a quienes más se ven afectados por estos hechos violentos son los niños y niñas, que cotidianamente ven coartado su derecho a la educación por estos hechos. Y a ello, debe sumarse un accionar lento de parte de los responsables de la persecución penal. Lanzar bombas molotov, o agredir a otro son conductas constitutivas de delito, y si lo cometen adolescentes, hay un estatuto jurídico para perseguir las responsabilidades que correspondan y se debe aplicar.
• Cosa distinta es el contenido de la Ley Aula Segura, que además de no contemplar medidas socio educativas, tiene serias falencias en su aplicación; y quien fiscaliza aquello no es la Defensoría, sino la Superintendencia de educación. Nuestra postura ha sido que esta normativa debe alinearse a los estándares internacionales y a la Ley de Garantías.
• Por último, es importante destacar que tratándose de la problemática educacional, el único sostenedor que no nos ha recibido es el alcalde Desbordes, pese a que lo hemos solicitado tanto por Oficios, como por correos electrónico. De hecho, en dichos Oficios he manifestado nuestra disposición a trabajar conjuntamente en el ejercicio efectivo del derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes. Cosa distinta es lo que ocurre en Ñuñoa y Providencia, puesto que con Alcalde Bellolio y con el Alcalde Sichel, que son responsables de liceos emblemáticos, hemos podido conversar y trazar trabajo conjunto. Ambas autoridades han mostrado plena disposición para avanzar en estas problemáticas.
• La Defensoría de la niñez no es neutra, estará siempre de parte de los estudiantes que tienen derecho a un espacio seguro y libre de violencia. Y eso, en ningún caso, significa avalar la violencia, o impedir que las autoridades actúen.
Fuente: Defensoría de la Niñez.