- Con el suelo cada vez más escaso y las torres multiplicándose, la movilidad dentro de los edificios se vuelve un desafío invisible pero vital. Entre pisos, algo silencioso mantiene en movimiento la vida de cientos de familias en la ciudad.
Santiago, septiembre de 2025. – La escasez de terreno y el aumento de su valor han cambiado el rumbo de las ciudades chilenas, que ya no crecen hacia los costados, sino hacia arriba. Santiago cuenta con la torre residencial más alta de Sudamérica, con 300 metros, mientras que ciudades como Antofagasta, Viña del Mar y Concepción replican este fenómeno.
Estos nuevos barrios plantean una pregunta clave, ¿cómo garantizar una movilidad segura y eficiente en edificios donde conviven cientos de familias?
El ascensor, muchas veces invisible, es la columna vertebral de la vida en altura. Sin él, la densificación habitacional sería inviable. Un solo equipo puede transportar al día más personas que un paradero de buses en hora punta, de manera silenciosa y constante.
A medida que las torres crecen, la demanda sobre los ascensores se multiplica. En los llamados “guetos verticales”, largos tiempos de espera o fallas afectan directamente la calidad de vida. Por ello, la tecnología y la gestión de estos sistemas se vuelven un tema de interés urbano.
Hoy no basta con instalar solo ascensores, en edificios donde conviven cientos de personas se requieren sistemas que monitoreen su funcionamiento en tiempo real, anticipen fallas y aseguren la continuidad del servicio. Schindler acompaña edificios emblemáticos en Chile, contribuyendo a que la movilidad vertical sea segura y confiable. Herramientas como PORT facilitan la gestión del flujo de pasajeros, mientras que Schindler RISE aporta precisión en la instalación y operación de los ascensores, ayudando a que la vida cotidiana en torres más altas se desarrolle de manera eficiente y accesible.
Así, el transporte vertical deja de ser solo un elemento técnico y pasa a formar parte de la conversación sobre cómo habitamos las ciudades. “Tal como se discuten ciclovías, líneas de metro o corredores de buses, también es necesario mirar con atención lo que ocurre al interior de las torres donde vive un número creciente de personas. La capacidad de los ascensores para sostener el ritmo de la vida urbana es, en definitiva, un tema de ciudad”, agrega Adriana Mejia, directora de Marketing y comunicaciones para Latinoamérica de Schindler.
Aunque su labor ocurre entre muros y cabinas, su impacto es colectivo, haciendo posible la vida en altura y sosteniendo la ciudad gracias a sistemas confiables como los de Schindler, que acompañan a generaciones de habitantes día a día.
Fuente: Voxkom.