- Durante la primera mitad del año, los ingresos a urgencia por infarto aumentaron un 54,7% en Interclínica, con presencia en cinco ciudades y cuatro regiones del país.
- En el Mes del Corazón, especialistas advierten sobre el impacto del estilo de vida y llaman a reforzar la prevención cardiovascular.
El infarto al miocardio, una de las principales causas de muerte en Chile y el mundo, está experimentando un importante repunte. Aunque durante años la medicina ha logrado reducir la mortalidad asociada a estos cuadros, los expertos advierten que su frecuencia va en aumento, impulsada por una suma de factores que incluye el envejecimiento poblacional, el estrés crónico, el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios.
La situación no es ajena al país: en distintos puntos del territorio se está observando un alza sostenida de infartos. Según información del grupo Interclínica, que cuenta con cinco establecimientos de salud, en cuatro regiones del país, durante el primer semestre de 2025 los ingresos a urgencia por infarto al miocardio crecieron un 54,71% en promedio en la red, respecto del mismo periodo del año anterior.
El caso más extremo se registró en Tarapacá Interclínica, en Iquique, donde los ingresos por esta causa se duplicaron, con un alza de 110,53%. También se observaron aumentos significativos en Los Carrera Interclínica (Quilpué) con un 53,3%, Cordillera Interclínica (Santiago) con 51,25%, San José Interclínica (Arica) con 28,57%, y Los Leones Interclínica (La Calera) con un 26,32%.
El panorama es preocupante también en el extranjero. Datos recientes de la Asociación Americana del Corazón, indican que sólo en Estados Unidos una persona sufre un infarto cada 40 segundos, y si bien la tasa de mortalidad ha disminuido gracias a mejoras en el tratamiento, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte.
En tanto, a nivel global, se estima que más de 19 millones de personas fallecieron por causas cardíacas en 2021, y las proyecciones para las próximas décadas son inquietantes: el número de afectados podría aumentar en un 90% para 2050, según estudios publicados por la prestigiosa publicación médica The Lancet.
Según comenta el doctor Raúl Sued, Cardiólogo de Cordillera Interclínica, si bien no existe una causa única que pueda explicar este fenómeno, sí se considera una serie de factores relacionados con el estilo de vida: “Estamos viendo un alza sostenida en los casos de infarto, incluso en pacientes más jóvenes que antes no formaban parte del grupo de riesgo. Se trata de una combinación de elementos como su adicción al café y drogas como la marihuana o cocaína, hábitos que, con el tiempo, han comenzado a pasar la cuenta al bienestar de las personas”, señala.
Cambio de perfil de riesgo
Hasta hace algunos años, el infarto era asociado casi exclusivamente a hombres mayores con antecedentes cardíacos. Hoy ese perfil ha cambiado. “La obesidad, la hipertensión arterial mal controlada, el aumento del tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, junto con una vida cada vez más sedentaria y marcada por el estrés, han modificado el mapa del riesgo cardiovascular”, advierte el doctor Sued.
El desconocimiento también juega en contra de la salud cardiovascular, ya que muchos pacientes subestiman los síntomas o ni siquiera los reconocen. “Si bien en general las personas identifican un dolor en el pecho como signo inequívoco de un problema cardiaco, este no siempre es agudo o evidente: puede también sentirse como presión, fatiga extrema, malestar estomacal o incluso dolor en el cuello o en la mandíbula”, describe el especialista de Cordillera Interclínica, añadiendo que, por ello, la educación es clave.
Una baja tasa de control médico preventivo es otro factor que afecta la salud del corazón y el bienestar general, señala el doctor Ricardo Barrios, Cardiólogo de San José Interclínica: “Un alto porcentaje de los pacientes que llega a urgencias con un infarto no sabía que tenía la presión alta, diabetes o el colesterol elevado”, agregando que “no se trata solo de llegar a tiempo a la urgencia, sino también de no haber pisado un centro médico en años”.
El desafío de la prevención
Frente a este escenario complejo, la clave está en establecer un compromiso real de cuidado y prevención. Eso implica cambiar hábitos cotidianos: comer mejor, moverse más, beber más agua, dejar de fumar, moderar o dejar el alcohol, dormir bien y, sobre todo, realizar chequeos de salud periódicos.
“Es mejor que cuidemos nuestra salud cardiovascular a esperar a que el corazón nos avise que no está bien de una manera dramática y peligrosa. Necesitamos una cultura de autocuidado más instalada, donde ir al médico no sea solo cuando duele algo, sino una práctica regular y responsable”, sostiene el doctor Barrios.
Y ante una emergencia, también es importante que, como grupo familiar, se tenga identificado un plan de acción para acudir, de forma inmediata, a un centro de urgencia cercano que cuente con tecnología, infraestructura y personal profesional y técnico para dar el mejor tratamiento en el menor tiempo posible al paciente.
“La respuesta oportuna puede salvar una vida. Por eso, además de cuidar la salud día a día, es fundamental que las familias tengan claro qué hacer frente a una urgencia. Saber a qué centro acudir, cómo trasladar al paciente y actuar sin perder tiempo puede marcar una enorme diferencia en el pronóstico de un infarto”, concluye el especialista de San José Interclínica: “Estar preparados no significa vivir con miedo, sino asumir con responsabilidad que, ante este tipo de emergencias, cada segundo cuenta”.
Fuente: Impronta