Según estimaciones recientes de Prosegur Security, el 15% de las empresas han reportado al
menos un incidente de seguridad en el último año
Santiago de Chile, 2 de junio de 2025.- En Chile, abrir las puertas de un negocio cada mañana
implica mucho más que vender, operar o crecer. Implica también proteger. Porque en medio de un
contexto marcado por desafíos económicos y un entorno cada vez más exigente, la seguridad se ha
convertido en un pilar fundamental para la continuidad y sostenibilidad de las empresas, sin importar
su tamaño o rubro.
Empresas grandes y pequeñas enfrentan amenazas que evolucionan constantemente: robos internos,
hurtos externos, vulnerabilidades digitales y fallas operativas que, si no se gestionan a tiempo,
pueden afectar no solo la continuidad del negocio sino también su reputación y percepción del
público.
En este contexto, según estimaciones recientes de Prosegur Security, el 15% de las empresas han
reportado al menos un incidente de seguridad en el último año, con impactos que van desde pérdidas
económicas hasta daños reputacionales. A pesar de este difícil escenario delictual se mantienen altos
niveles de no denuncia (56,2%) y dentro de los que denuncian, un 76,3% no obtienen los resultados
esperados, según el Departamento de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y
Turismo de Chile.
En términos financieros, solo en el sector retail el robo hormiga y crimen organizado explicaron casi
dos tercios de las mermas, totalizando una pérdida cercana a US$ 253 millones en 2023, de acuerdo
con un estudio elaborado por la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y la
Cámara de Comercio de Santiago con el apoyo de Alto Chile, Grupo Alto, estimando que las pérdidas
podrían alcanzar los US$ 1.000 millones en la industria a nivel nacional.
En este contexto, Prosegur Security trae cinco medidas clave que permiten a los negocios no sólo
defenderse, sino anticiparse: una combinación de análisis, tecnología, estrategia y cultura
organizacional para transformar la seguridad en un activo tangible.
- Evaluación de riesgos personalizada por sector y ubicación: cada empresa tiene una
realidad operativa distinta: no es lo mismo proteger un centro logístico que una tienda a pie de calle o una oficina corporativa. Por eso, el primer paso es realizar un diagnóstico de seguridad que analice ubicación geográfica, puntos críticos, horarios, tránsito de personas y exposición a delitos comunes.
En muchos casos, esta evaluación revela vulnerabilidades que pueden corregirse con cambios
simples, sin necesidad de grandes inversiones iniciales. - Integración de tecnología avanzada: la videovigilancia inteligente, los sensores
perimetrales, las alarmas automatizadas y la inteligencia artificial permiten anticiparse a
comportamientos sospechosos y activar protocolos de respuesta en segundos. En empresas que han adoptado tecnología con analítica de video, se ha observado una reducción de pérdidas,
especialmente en zonas de alto tránsito o mayor riesgo.
Además, la integración con sistemas de control de accesos y plataformas de monitoreo remoto
permite una supervisión en tiempo real, incluso desde dispositivos móviles. - Control de accesos eficiente y trazabilidad: limitar el ingreso a instalaciones solo a personas autorizadas es fundamental para proteger tanto la operación como la información sensible. Hoy en día, existen soluciones que van desde tarjetas electrónicas hasta sistemas de reconocimiento facial o códigos temporales para proveedores externos.
Esta medida es especialmente relevante en sectores como el financiero, industrial, retail y salud, donde la trazabilidad de entradas y salidas es clave para auditorías y cumplimiento normativo. - Control de accesos eficiente y trazabilidad: limitar el ingreso a instalaciones solo a
personas autorizadas es fundamental para proteger tanto la operación como la información sensible.
Hoy en día, existen soluciones que van desde tarjetas electrónicas hasta sistemas de reconocimiento facial o códigos temporales para proveedores externos.
Esta medida es especialmente relevante en sectores como el financiero, industrial, retail y salud,
donde la trazabilidad de entradas y salidas es clave para auditorías y cumplimiento normativo. - Supervisión remota y respuesta inmediata 24/7: Los centros de operaciones de seguridad
(SOC) monitorean en tiempo real múltiples puntos de una empresa, permitiendo actuar ante cualquier evento: desde una intrusión hasta una falla técnica. Esta capacidad de respuesta inmediata reduce el impacto de los incidentes y mejora la toma de decisiones operativas.
En los últimos años, el modelo de vigilancia remota ha permitido a muchas empresas en Chile reducir costos operativos sin perder cobertura, optimizando recursos y mejorando tiempos de reacción. “En Prosegur hemos denominado como Seguridad Híbrida a la integración entre personas, tecnología y análisis de datos en tiempo real. Esto nos permite contar con modelos preventivos y predictivos para garantizar la seguridad de empresas y personas”, asegura Edgardo Ferrín, director General de Prosegur Security en Chile. - Capacitación y cultura de seguridad: La seguridad comienza con las personas. Capacitar al
equipo en protocolos de seguridad, manejo de crisis y prevención de pérdidas es tan importante como contar con la mejor tecnología. Una empresa con una cultura de seguridad bien integrada tiende a tener menor rotación de personal, mejor clima laboral y mayor capacidad de respuesta ante emergencias. Además, involucrar a los equipos operativos en la identificación de riesgos permite detectar señales de alerta antes de que se conviertan en incidentes.
“La seguridad ya no es solo una reacción frente al riesgo, sino una herramienta estratégica para
proteger el negocio, optimizar recursos y generar confianza. Las empresas que entienden esto no solo están más seguras, sino también mejor preparadas para crecer” señaló Ferrín.
La seguridad empresarial ya no puede verse como un conjunto de medidas aisladas, sino como parte integral de una gestión responsable. Entender los riesgos, anticiparse a ellos y actuar con criterio es hoy una responsabilidad compartida entre líderes, equipos y entornos.
En un contexto tan diverso como el de Chile, proteger un negocio es también proteger a las personas que lo hacen posible y al ecosistema que lo rodea. Porque en última instancia, una empresa segura no solo resiste el cambio: lo enfrenta con claridad, preparación y resiliencia.
Fuente: Llyc.