En las afueras del metro Chile España, el alcalde de Ñuñoa, Sebastián Sichel, dio inicio hoy a la marcha blanca de la Ordenanza “Cero Colillas”, entregando partes de cortesía y regalando ceniceros portátiles, para promover el cuidado del espacio público.
La actividad contó con la presencia de directores municipales e inspectores de Seguridad Pública, quienes junto con el alcalde Sichel, aprovecharon de dialogar con vecinos, socializando la ordenanza que vela por el aseo y ornato de la comuna.
La medida forma parte de la reciente actualización de la ordenanza local sobre incivilidades, aprobada el 10 de septiembre pasado por el Concejo Municipal. En esta etapa educativa –que durará hasta el 31 de noviembre próximo—, inspectores municipales que sorprendan a personas botando colillas al piso cursarán partes de cortesía sin multa, buscando generar conciencia antes de la aplicación efectiva de las sanciones.
“La multa llega hasta $347 mil; si eres reincidente seguro que tendrás que pagar eso, si es por una primera vez la multa es de alrededor de $150 mil. Además, con la Cámara de Comercio de Ñuñoa estamos gestionando que los mismos locales financien estos ceniceros portátiles, trajimos esta idea de Copenhague. Queremos una comuna más limpia y amable, donde todas y todos cuidemos nuestros espacios comunes. La marcha blanca nos permite educar, informar y promover una cultura de respeto y responsabilidad”, señaló el alcalde Sebastián Sichel, quien realizó una demostración del funcionamiento del cenicero portátil, el cual sirve para apagar el cigarrillo y mantenerlo en su interior hasta encontrar un basurero.
La ordenanza vigente contempla multas de hasta 5 UTM (aproximadamente $347.000) por arrojar colillas de cigarro o chicles en la vía pública, no recoger las heces de mascotas u orinar en espacios abiertos, entre otras acciones consideradas incívicas.
Con esta iniciativa, Ñuñoa se suma a la tendencia de ciudades internacionales que sancionan la basura en la vía pública, como Singapur, Francia, Reino Unido, Australia y Corea del Sur, donde las multas por arrojar colillas pueden superar los US$1.000 en casos reincidentes.
Fuente: M. Ñuñoa.