Este domingo se realizarán las elecciones presidenciales y parlamentarias en Chile, donde por primera vez todas las personas mayores de 18 años están habilitadas automáticamente para votar. Asimismo, tod@s están obligados por ley a ejercer su deber cívico.
La reimplementación del voto obligatorio ha traído consigo no solo más electores a las urnas, sino también nuevas dinámicas técnicas que pueden cambiar el resultado de una elección. Con cerca de 7 millones de nuevos votantes, el padrón electoral bordeará los 15,8 millones de personas habilitadas y obligadas a emitir su sufragio, algo inédito en Chile.
Antes, con el voto voluntario, se sabía más o menos cómo se comportaba el electorado. Ahora, con el voto obligatorio, entró una gran cantidad de nuevos votantes cuyo comportamiento es una incógnita. El académico y director de la carrera de Pedagogía en Historia y Geografía de la U. de La Serena, Alex Ovalle, advirtió que estos “nuevos” votantes suelen reaccionar más a estímulos del momento que a lealtades políticas antiguas. “Es como un espacio oscuro que nadie sabe cómo reacciona ante el estímulo que proporciona la política contingente”, afirma.
En tanto, el académico del Departamento de Ciencias Sociales de la USerena, Pablo Andrada, explicó que en esta oportunidad vamos a tener el doble de potenciales electores que en la última presidencial. “La elección pasada la ganó el presidente Boric con un 55,87% del total de votos válidamente emitidos que correspondió a 4 millones 620 mil votos. Para esta elección un porcentaje similar equivaldría a más de 8 millones 300 mil votos”, afirmó el periodista y Doctor en Comunicación.
Andrada añadió que “no todas las personas votarán, pero dado que existen multas para los votantes chilenos en territorio nacional deberíamos al menos llegar al 80% del padrón electoral, es decir, 12 millones 600 mil personas”.
Parlamentarias
Esto tiene un efecto técnico, si sumamos este comportamiento impredecible al complejo sistema matemático con el que se calculan los ganadores con el método D’Hondt, en palabras del académico, este sistema, “genera cierto tipo de proporcionalidad dependiendo de los pactos electorales”. Ovalle, quien es Doctor en Historia, señaló que, si el elector no entiende esto, pueden terminar electos candidatos que parecían, en palabras del docente, “menos competitivos y que sean electos” gracias al arrastre de sus compañeros de lista.
¿Qué significa esto en la práctica? El sistema D’Hondt prioriza la suma de votos de una lista completa antes que los votos individuales. Por eso, al elegir a un candidato, tu voto también está apoyando matemáticamente al resto de su pacto. Comprender este efecto “de arrastre” es fundamental para evitar sorpresas al momento de conocer a los ganadores.
Para el experto, el desafío no es solo que la gente vaya a votar, sino que sepa cómo hacerlo. Propone una educación cívica práctica, para que los ciudadanos entiendan la mecánica del sistema para que su voto realmente logre el efecto que ellos buscan. “No tiene que ver con que si es que hay más gente o menos gente que está emitiendo el voto, sino que es qué tan educadas están las personas para ejercer el voto, un voto útil.”
En definitiva, un elector informado no es solo quien conoce las propuestas, sino también quien entiende las reglas del juego. Ante un escenario más incierto, la educación sobre cómo funciona nuestro voto se vuelve la herramienta más poderosa para asegurar que la voluntad ciudadana se refleje fielmente en los resultados.
Fuente: USerena.