Durante la solemne ceremonia recordó la figura de uno de los padres fundadores de Chile y destacó que “hoy, 200 años más tarde, podemos decir que, aunque por otros medios, buscamos todavía una sociedad en la que las personas se distingan únicamente por sus méritos, tal como expresó el Libertador al abolir los títulos de nobleza”.
Hasta la comuna de Chillán Viejo llegó esta mañana la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, para una vez más participar de la tradicional ceremonia republicana que recuerda el día en que nació Bernardo O’Higgins. Luego de los honores que rinde el Ejército a la Mandataria en el Parque Monumental de Chillán Viejo y del lanzamiento del sello postal conmemorativo de los 200 años de la batalla de Chacabuco, la máxima autoridad del país se dirigió a los presentes: “Nos reunimos nuevamente a la sombra del padre del pueblo, inmutable soldado, como lo llamó Pablo Neruda. Ya florecen los almendros, ya se anuncia la primavera, tal como se anunció la libertad de Chile con el nacimiento del niño Bernardo, hace ya casi 250 años, aquí mismo en Chillán Viejo”.
La Jefa de Estado también se refirió a la importancia continental del libertador y destacó su legado en nuestro país, “porque no olvidemos que O’Higgins es patrimonio de América, y no sólo de Chile. Lo reconocieron así Bolívar y San Martín, y antes, en Europa, su maestro Francisco de Miranda. No olvidemos que a su genio -el “buen genio de América”, como lo llamó Simón Bolívar- le debemos la Escuela Militar, la primera escuadra nacional, la Expedición Libertadora del Perú. Y le debemos también la abolición de los escudos de armas y los títulos nobiliarios, así como la creación del Mercado de Abastos, la Alameda de las Delicias y el Cementerio General”.
Al finalizar su intervención, relacionó la figura de O’Higgins con los valores democráticos, y explicó como éstos son parte de los principios que inspiran el proceso de reformas que lleva adelante su Gobierno: “Él fue siempre un demócrata, un ferviente partidario de la república, creía en la libertad, la igualdad y la fraternidad, esos valores que en su época resonaban con las luchas del siglo anterior e iluminaban el camino de los pueblos americanos en su búsqueda por un futuro posible. Hoy, 200 años más tarde, podemos decir que, aunque por otros medios, buscamos todavía una sociedad en la que las personas se distingan únicamente por sus méritos, tal como expresó el Libertador al abolir los títulos de nobleza. Una sociedad que establezca como prioridad la educación, para que “las luces”, como se decía entonces, lleguen a todos y a todas”.
Fuente: Presidencia de la República.