El último mes del año suele estar cargado de actividades, compromisos y expectativas. Para muchas personas, este periodo se vive con un nivel de estrés mayor al habitual, generando cansancio, irritabilidad y una profunda sensación de saturación emocional.
De acuerdo con Verónica Aliaga, psicóloga clínica y docente de ADIPA, este fenómeno no se explica solo por lo que ocurre en diciembre. “Lo que llamamos ‘agotamiento de fin de año’ es la acumulación de un año completo. Llegamos con pendientes, cansancio y la idea de que todo debe resolverse antes de que termine”, indica.
El peso emocional de diciembre
La especialista comenta que el malestar de estas semanas responde a múltiples factores: más trabajo, más compromisos sociales y una autoexigencia marcada por “cerrar bien el año”. A eso se suma una presión social más sutil.
“Dormimos peor, estamos más reactivos y cualquier situación pequeña se siente enorme. Aparece la irritabilidad, el agotamiento y la sensación de funcionar en automático”, explica.
Fiestas que pueden remover emociones
Aunque culturalmente se asocian a alegría, las celebraciones no son vividas así por todas las personas. Para algunas, este periodo revive experiencias de pérdida, distancias familiares o cambios importantes.
“Las fiestas reflejan lo que cambió o lo que todavía duele. Cuando la emoción personal no coincide con lo que se espera socialmente, pueden aparecer culpa o incomodidad”, señala Aliaga.
Las dinámicas familiares también pueden intensificar tensiones antiguas o expectativas poco realistas. Además, la comparación social, sobre todo a través de redes, puede aumentar la sensación de malestar.
Eventos laborales: entre el deber y el cansancio
Las celebraciones de empresa, cada vez más frecuentes en diciembre, pueden convertirse en una fuente adicional de estrés.
“Lo profesional y lo social se mezclan, lo que puede generar presión por mostrarse impecable. Es clave bajar las expectativas, darse permisos y no sentir obligación de participar en todo”, sugiere la psicóloga.
Entre las estrategias para manejar estos encuentros, recomienda asistir por un tiempo acotado, buscar espacios tranquilos y elegir conversaciones que resulten cómodas.
¿Cuándo es importante pedir apoyo profesional?
Si bien parte del agotamiento mejora con descanso, la profesional enfatiza que ciertas señales requieren atención: problemas de concentración, irritabilidad persistente, desmotivación, dificultades de sueño o apetito, o una sensación constante de insuficiencia.
“Cuando el malestar interfiere con la vida diaria, pedir ayuda es una forma de cuidado personal”, afirma.
Claves para cerrar el año con más bienestar
Desde ADIPA recomiendan prácticas simples que pueden marcar una diferencia significativa:
- Incorporar pausas reales, aunque sean breves.
- Revisar metas y, cuando sea posible, trasladar pendientes a enero.
- Conversar lo que pesa emocionalmente.
- Priorizar lo básico: dormir bien, hidratarse, comer con atención y moverse.
- Recordar que descansar también es parte del avance.
“Cuidarse en esta época no es un lujo; es una necesidad. Son las acciones simples, sostenidas en el tiempo, las que generan un verdadero impacto en el bienestar”, concluye Aliaga.
Fuente: Comunícate 360