Dr. Cristian Echeverría Leal
Director Campus Naturaleza Universidad de Concepción
El reciente 1er Foro Internacional en Conservación de la Biodiversidad y Bienestar Humano, organizado por la Universidad de Concepción, a través de Campus Naturaleza, reafirmó una verdad esencial: la conservación de la naturaleza es inseparable del bienestar humano. Nuestra salud, nuestra economía y nuestra vida cotidiana dependen de ecosistemas sanos y diversos. Lo que está en juego no es solo la preservación de especies o paisajes, sino la posibilidad misma de una vida digna y equilibrada en el planeta.
Este encuentro, realizado en Concepción, mostró que desde las regiones también se pueden generar conversaciones globales sobre el futuro ambiental. Desde el sur de Chile, reunimos a referentes nacionales e internacionales —de instituciones como Kew Gardens, BGCI, WWF Chile, Eden Project y el Jardín Botánico Nacional— para reflexionar sobre los desafíos y oportunidades de integrar biodiversidad, salud, economía y comunidad. Esa convergencia de miradas confirma que las regiones pueden proyectar liderazgo y colaboración internacional en debates globales desde su territorio con visión, ciencia y compromiso.
Campus Naturaleza UdeC fue presentado como un modelo innovador que articula investigación, restauración ecológica, educación ambiental y bienestar. Un espacio vivo donde la ciencia se encuentra con la emoción, y donde la conservación se entiende no solo como un deber ético, sino como una forma de cuidar la vida en todas sus expresiones.
Durante el foro, se destacó que los jardines botánicos y las áreas naturales urbanas son entornos seguros y accesibles que promueven la salud física y mental, fortalecen el sentido de pertenencia y fomentan la educación ciudadana. Estos espacios, lejos de ser meros paisajes ornamentales, se han convertido en verdaderos laboratorios de bienestar, donde la naturaleza vuelve a tener un rol central en la vida cotidiana.
En el plano económico y político, se coincidió en que proteger la biodiversidad es una decisión estratégica y rentable. No hay desarrollo sostenible posible si seguimos erosionando el capital natural del cual depende toda actividad humana. La tarea es avanzar hacia modelos productivos regenerativos, capaces de restaurar los ecosistemas que nos sostienen, y de desacoplar el bienestar del consumo desmedido de recursos. En otras palabras, pasar de una economía extractiva a una economía de la regeneración.
Desde la ciencia y la salud, los estudios sobre baños de bosque y medicina forestal mostraron cómo el contacto con la naturaleza reduce el estrés, fortalece el sistema inmune y mejora la salud mental. Los ecosistemas, en ese sentido, son también espacios de sanación. Integrar ese conocimiento científico con la dimensión emocional puede transformar la forma en que concebimos la salud pública y la planificación territorial.
En el ámbito educativo, se subrayó que la enseñanza debe reconectarse con la vida. Educar hoy significa cultivar una comprensión profunda de los sistemas naturales y del lugar que ocupamos en ellos. La educación del siglo XXI no puede limitarse a transmitir información, sino que debe ser experiencial con el fin de despertar vínculos: entre conocimiento y emoción, entre razón y sensibilidad. En Campus Naturaleza UdeC, esa visión se concreta a través de experiencias formativas que buscan que cada estudiante comprenda que la sustentabilidad no es una asignatura, sino una forma de habitar el mundo.
Asimismo, se valoró el aprendizaje con comunidades locales y pueblos originarios, en especial el mundo mapuche, que ofrece una mirada de reciprocidad y respeto hacia los ecosistemas. Co-crear conocimiento con pertinencia cultural no solo enriquece la ciencia, sino que amplía nuestra comprensión de lo que significa vivir bien, en equilibrio con el entorno.
El foro nos dejó una convicción: la renaturalización del futuro no es una opción, es una urgencia. Las universidades tienen un papel insustituible en este proceso: usar su liderazgo, credibilidad y capacidad de articulación para impulsar una educación, una ciencia y una economía más conectadas con la vida, los territorios y el planeta.
Desde Concepción, ese llamado se levanta con fuerza y esperanza.
Fuente: Universidad de Concepción