- Universidad de Talca y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) presentaron avances en el desarrollo de cultivos más eficientes y resilientes frente al cambio climático.
La fenómica permite conocer en profundidad cómo los cultivos responden a condiciones de estrés, como la falta de agua o las altas temperaturas. Gracias a este tipo de investigaciones, se han logrado avances significativos, como el desarrollo de la variedad de trigo Ankén- INIA, obtenida en colaboración entre la Universidad de Talca y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), capaz de adaptarse mejor a escenarios de sequía.
En ese contexto, se desarrolló la 3° Conferencia Latinoamericana en Fenotipado y Fenómica para el Fitomejoramiento, un encuentro que reunió a especialistas de distintos países para debatir cómo la tecnología está revolucionando la forma de estudiar y mejorar las plantas.
Alejandro del Pozo Lira, académico de la Facultad de Ciencias Agrarias y director del Centro de Mejoramiento Genético y Fenómica Vegetal UTalca, destacó el trabajo realizado en conjunto que está orientado al desarrollo de variedades capaces de mantener su productividad en condiciones de escasez hídrica, baja humedad ambiental y altas temperaturas.
“Con el desarrollo de técnicas de selección ayudamos al mejorador, que es aquel que desarrolla las nuevas variedades, a que pueda elegir los mejores parentales (plantas) y así hacer variedades que sean más productivas bajo condiciones de cambio climático, con lo que hay menor disponibilidad de agua, hay mayor temperatura”, explicó el académico.
Esta investigación forma parte de un proyecto Anillo financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), que incluye la investigación de cereales, trigo de pan y trigo candial, quinua y alfalfa, que promueve la colaboración entre instituciones internacionales, empresas y el mundo académico.
“El desafío que estamos viviendo es un momento en que las precipitaciones han disminuido sustancialmente. Ya se habla de la mega sequía, incluso la hiper sequía. Hay que preparar la agricultura, hay que preparar los cultivos para esos nuevos escenarios que estamos viviendo”, concluye el académico.
Iván Matus, investigador de mejoramiento genético INIA Quilamapu, ha trabajado en conjunto con la UTalca en el desarrollo de la variedad de trigo Akén- Inia, cultivo que actualmente se encuentra en fase de multiplicación de semillas y que se espera pueda ser utilizada por los agricultores para el 2026.
“Han sido casi quince años de trabajo que se han mantenido en el tiempo y en el cual se ha incorporado tecnología de drones y evaluaciones fisiológicas con resultados concretos. La variedad de trigo Ankén- Inia, que se ha desarrollado a partir de esta información, es tolerante a estrés hídrico que es uno de los factores importantes, también creemos que es tolerante a calor”, explicó el profesional.
Si bien el 70% del trigo que se cultiva hoy es en secano y en la zona del Maule, las condiciones de falta de agua siguen siendo críticas, por lo que una variedad que pueda sostenerse en ese ambiente representa un avance importante.
“Creemos que esta nueva variedad va a tener ventaja sobre otros trigos que no son capaces de soportar el estrés hídrico. Una planta que muestra un uso eficiente del agua, que pueda producir la mayor cantidad de granos y que al mismo tiempo sea rentable para el productor, es un avance muy relevante. El impacto que tiene esto pensando en la sostenibilidad alimentaria es tremendo”, comenta Matus.
El uso de la IA
José Luis Araus, profesor de Fisiología Vegetal en la Universidad de Barcelona y director de los Campos Experimentales de dicha casa de estudios, reconoció las dificultades por las que pasa la agricultura chilena en la actualidad y subrayó que la mejora genética es una de las vías para enfrentar estos desafíos.
“La agricultura en precisión es un componente que está ayudando a que la eficiencia de la agricultura aumente. Creo que la mejora genética es la que debería ayudar a complementar y ese es el motivo de la reunión en la que estamos ahora, ver qué vías de mejora genética existen”, comentó el académico.
En ese sentido, hizo énfasis en el gran apoyo que ha significado la incorporación de la inteligencia artificial en la eficiencia del trabajo científico y del trabajo del agricultor.
“La contribución de la tecnología es fundamental, y no solamente en el ámbito científico, porque cada vez hay más algoritmos de predicción, de rendimiento o de calidad, que te permiten saber, con meses de antelación, si va a haber una bajada de producción por un factor ambiental, predicción o identificación de plagas y muchas otras cosas. En tu móvil puedes tener una plataforma de fenotipado, de manejo de cultivos, está en el día a día del agricultor y del investigador”.
Fuente: Universidad de Talca