Investigaciones muestran que metodologías como las Comunidades de Aprendizaje fortalecen la convivencia y promueven entornos más inclusivos.
La violencia escolar se ha convertido en una preocupación creciente en Chile, afectando no solo el bienestar, sino también el desarrollo académico y social de miles de estudiantes. Según cifras de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), las denuncias por violencia en establecimientos educacionales aumentaron en un 74% entre 2023 y 2024, pasando de 2.538 a 4.418 casos. A estos datos se suman los reportes de la Superintendencia de Educación, que durante el primer trimestre de 2025 recibió más de 1.500 denuncias relacionadas con problemas de convivencia, un 25% más que en el mismo periodo del año anterior.
La problemática es compleja y multifacética: abarca agresiones físicas, psicológicas, sociales y sexuales que se manifiestan diariamente en las interacciones escolares. Tal como señala el programa Hablemos de Todo del Injuv, este fenómeno no es aislado, sino que refleja dinámicas de poder y relaciones sociales más amplias que atraviesan a toda la sociedad.
El aprendizaje dialógico como alternativa
Frente a este panorama, investigaciones recientes evidencian que el aprendizaje dialógico y las Comunidades de Aprendizaje (CdA) ofrecen herramientas eficaces para mejorar la convivencia escolar y prevenir situaciones de violencia.
Un estudio publicado en la revista Calidad en la Educación (N°62) por la socióloga Ignacia Palma Salinas, de la Universidad de Chile y Universidad de Barcelona, mostró cómo el diálogo igualitario, la solidaridad y la igualdad de las diferencias —principios centrales del aprendizaje dialógico— fortalecen la convivencia en una escuela primaria chilena que implementa el modelo de Comunidades de Aprendizaje.
La investigación concluye que estas prácticas promueven la participación, inclusión y colaboración entre estudiantes, al mismo tiempo que integran a las familias en la construcción de entornos escolares más respetuosos y seguros.
“El aprendizaje dialógico en las comunidades educativas es una herramienta fundamental para prevenir la violencia y fortalecer la convivencia. Cuando la escuela escucha y valida a cada persona, niños, niñas, apoderados, personal del colegio y docentes no desde el rol que ocupan, sino desde su ser, desde su esencia y dignidad como seres humanos, se genera un espacio de respeto mutuo. En esos espacios, el diálogo no sólo resuelve conflictos, también permite reconocerse, cuidarse y avanzar juntos como comunidad.”, señala Trixia Tapia Yáñez, especialista en Comunidades de Aprendizaje Dialógico y docente de la Universidad de La Serena.
El problema de la violencia escolar también se refleja en regiones. De acuerdo con la Superintendencia de Educación, durante el primer trimestre de 2025 se registraron 2.501 denuncias por conflictos de convivencia en el país, lo que representa un alza de 14,2% respecto al mismo periodo de 2024 (2.190 casos).
Las regiones con mayor aumento relativo fueron Atacama, que pasó de 18 a 45 denuncias (150% de incremento), y Coquimbo, con un alza del 118%. Estas cifras muestran la urgencia de fortalecer iniciativas educativas que aborden la violencia desde enfoques preventivos y participativos.
El aprendizaje dialógico se presenta como una vía posible y validada para enfrentar el bullying en las aulas chilenas. Al poner el diálogo en el centro, promover la colaboración entre pares y abrir la escuela a la participación de las familias, esta metodología aporta a la construcción de una convivencia escolar basada en la inclusión, el respeto y la cohesión social.
El académico, Pablo Castro, de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Serena afirmó que “de nuestro análisis de discursos públicos post-pandemia (Mineduc, gremio docente, asociaciones de padres y prensa) se desprende que la convivencia es una tarea compartida: profesores con apoyo, estudiantes con voz y familias involucradas; las respuestas solo punitivas no bastan sin fortalecer lo socioemocional y la gestión democrática del conflicto”.
En un contexto donde la violencia escolar sigue en aumento, las Comunidades de Aprendizaje se perfilan como una estrategia concreta para transformar las escuelas en espacios más seguros, equitativos y participativos.
Por su parte Vinka Fica Farías, Jefa de la Unidad Técnico Pedagógica del Colegio Lambert, comentó desde su experiencia que “creo que el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos tiene éxito a largo plazo, es importante igual que se considere a toda la comunidad educativa cuando hablamos de normas en los colegios, apoderados, niños, profesores, esas normas se tienen que discutir, socializar, se puedan adaptar de acuerdo a los nuevos contextos, hay nuevas formas de relacionarse entre las personas, las normas deben adecuarse al contexto estudiantil”.
Desde la Universidad de La Serena, el Proyecto Comunidades de Aprendizaje y Aprendizaje Dialógico está desarrollando talleres con docentes de distintos centros educativos de la Región de Coquimbo. Estas instancias se inspiran en experiencias internacionales y metodologías reconocidas, como los grupos interactivos y las tertulias literarias dialógicas, con el fin de poder entregar nuevas herramientas a los centros educativos para combatir y prevenir la violencia escolar en un escenario complejo al día de hoy en todo Chile.
Fuente: Universidad de La Serena