Una investigación realizada por el Observatorio Social de la Universidad del Alba
constató serias deficiencias en el traspaso de competencias y ejecución de
iniciativas en Gobiernos Regionales, marcando preocupantes ritmos desiguales de
descentralización en algunas zonas del país, lo que da cuenta de una pobre
implementación de la Ley 21.074, creada precisamente para fortalecer a las
regiones, otorgándoles mayor autonomía y atribuciones a las administraciones
regionales.
Santiago, septiembre de 2025. – La descentralización en Chile sigue siendo un
proceso inconcluso y de ritmos desiguales. Así lo concluye el estudio presentado por el
Observatorio Social de la Universidad del Alba, que evaluó la implementación de la Ley
21.074 a través del análisis del traspaso de competencias y la ejecución de iniciativas en
los Gobiernos Regionales.
El informe muestra que, a junio de 2025, ninguna región ha alcanzado el catálogo
completo de 15 competencias fijado por la ley.
La Región Metropolitana encabeza el proceso con un 73,3% de atribuciones
transferidas (11 de 15), seguida de zonas del centro del país. Sin embargo, el avance no
es homogéneo: mientras Santiago concentra además la mayor cantidad de líneas de
acción en áreas sociales, otras regiones exhiben serias limitaciones. Valparaíso, por
ejemplo, presenta déficits significativos en fomento productivo y desarrollo
económico; en el norte, Antofagasta combina avances en políticas sociales con un
rezago en ordenamiento territorial; en el Biobío, el proceso avanza a un ritmo intermedio,
con énfasis en planificación y desarrollo social; y en el extremo sur, Magallanes aparece
como la región más rezagada, con apenas un 20% de competencias transferidas y sin
iniciativas en el eje social.
“Este estudio muestra que la descentralización no es un proceso acabado ni homogéneo.
Mientras el país avanza en competencias técnicas, las atribuciones sociales siguen
concentradas en Santiago, profundizando la brecha territorial. Se necesita voluntad
política y gestión coordinada para traducir el marco legal en resultados visibles para la
ciudadanía”, señaló Fredy Vásquez, investigador del Observatorio Social de la
Universidad del Alba.
Otras regiones en déficit respecto a competencias transferidas es Aysén, con un 26,7%,
BioBio, Ñuble, Maule y O’Higgins con un 40%, y las regiones de Atacama, Tarapacá
y Arica y Parinacota, con apenas un 46,67%. Lo anterior, da cuenta de un lento y
preocupante proceso de descentralización según las aspiraciones de la normativa.
El estudio también advierte que existe un núcleo técnico ya instalado en la mayoría de las
regiones —ordenamiento territorial, transporte y medioambiente—, lo que ha permitido
cierta homogeneidad en materias de planificación.
No obstante, las competencias sociales (educación, salud y deporte) permanecen
prácticamente exclusivas de la capital, reflejando una marcada asimetría territorial que
impacta directamente en la calidad de vida de las comunidades fuera de Santiago.
Los desafíos por delante
Según el Observatorio, la descentralización en Chile avanza en “dos velocidades”: lo
técnico-planificador se ha expandido a nivel nacional, mientras que lo social sigue
concentrado en la capital. A ello se suman problemas de gobernanza, como la falta de
estándares documentales, la dispersión de nomenclaturas y la escasa trazabilidad de los
recursos transferidos.
Para superar estas brechas, la Universidad del Alba recomienda estandarizar la
documentación, asegurar reportes transparentes y comparables, y construir una hoja de
ruta que permita integrar competencias sociales en todas las regiones del país.
Fuente: wecomunicaciones.