Actualmente, uno de cada cuatro habitantes del planeta sufre algún tipo de alergia y se estima que la cifra podría duplicarse hacia 2050, con la rinitis primaveral como protagonista.
23 de septiembre de 2025. – Con la llegada de la primavera, en gran parte de nuestro país el paisaje despliega sus colores, perfumes y temperaturas agradables. Sin embargo, lo que para muchos es sinónimo de alegría y renovación, para otros representa una verdadera pesadilla: la temporada de las alergias. Estornudos, congestión nasal, ojos llorosos, tos persistente y hasta crisis asmáticas forman parte del cuadro que cada año afecta a millones de personas en el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las enfermedades alérgicas se han convertido en un problema de salud pública creciente. Hoy, entre un 20 y un 25% de la población mundial padece algún tipo de alergia, y se estima que hacia 2050 esa cifra podría llegar al 50%. Dentro de ellas, la rinitis alérgica estacional —más conocida como alergia primaveral— es una de las más extendidas, con una prevalencia que oscila entre el 10 y el 30% de la población global.
“Estamos frente a un fenómeno que cada vez involucra a más personas y a edades más tempranas. No es exagerado hablar de una ‘epidemia silenciosa’, porque las alergias no son contagiosas, pero sí están creciendo a un ritmo alarmante”, señala la doctora Omaira Calderón, doctorade Los Leones Interclínica.
Se estima que uno de los principales responsables de este incremento es el cambio climático. “Las temporadas de polinización son más largas y las plantas están produciendo más polen debido a las variaciones de temperatura y a la concentración de CO₂ en la atmósfera. Esto hace que los pacientes alérgicos estén expuestos durante más meses del año y con mayor intensidad”, explica Calderón.
Síntomas y tratamiento
Aunque algunos puedan subestimar los malestares que provoca una reacción alérgica de este tipo, los síntomas que experimentan quienes sufren alergias primaverales tienen una base biológica clara. La doctora Sandra Aguilera, de Cordillera Interclínica, explica: “Cuando una persona entra en contacto con alérgenos como polen, esporas de moho o polvo, su sistema inmune reacciona como si se tratara de una amenaza real. El cuerpo libera histaminas, sustancias químicas que generan inflamación y los síntomas típicos: estornudos, picazón, mucosidad y ojos irritados, entre otros”.
Afortunadamente, no es necesario sufrir durante la primavera, ya que hoy existen tratamientos eficaces que permiten mejorar la calidad de vida de los pacientes. “El uso de antihistamínicos y otros medicamentos de control es seguro, siempre y cuando sean indicados por un médico. La automedicación, en cambio, puede ser riesgosa, especialmente en personas con patologías como hipertensión o enfermedades respiratorias crónicas”, añade la doctora Aguilera.
En casos más severos, como alergias que derivan en asma bronquial, la recomendación es acudir a un especialista y realizar exámenes que lleven a un diagnóstico preciso. “Una vez identificado el alérgeno específico, es posible implementar inmunoterapia, el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la enfermedad a largo plazo”, enfatiza la especialista de Cordillera Interclínica.
Prevención y atención
Además del tratamiento farmacológico, las medidas de cuidado siguen siendo excelentes aliadas, señala la doctora Omaira Calderón. “Evitar las actividades al aire libre en las primeras horas de la mañana, cuando la concentración de polen es más alta, ayuda a reducir la exposición. También es recomendable ventilar la casa después de media mañana, cuando los niveles de polinización han bajado, y mantener las ventanas cerradas en los días secos o ventosos. Ducharse y cambiarse de ropa al regresar del exterior permite eliminar el polen que queda adherido a la piel, al cabello y a las prendas. No menos importante es el uso de lentes de sol y mascarillas en jornadas con mucho viento, así como la limpieza periódica de los filtros de aire en autos y sistemas de climatización. Son medidas simples que, en conjunto, contribuyen a disminuir los síntomas”.
“La primavera no tiene por qué ser una estación de sufrimiento. Con las precauciones adecuadas y un tratamiento bien indicado, es posible disfrutar de esta época del año sin que la alergia domine el día a día”, concluye.
En tanto, la doctora Aguilera hace un llamado a no minimizar el problema: “Las alergias estacionales no son solo una molestia pasajera. Mal tratadas, pueden evolucionar a cuadros más serios como el asma. La clave está en el diagnóstico precoz, la prevención y el seguimiento médico”, señala.
Fuente: Impronta.