- En el Día de la Educación Técnico-Profesional, Asiquim destacó el rol de esta formación como motor del desarrollo productivo del país y clave para contar con capital humano especializado que asegure el futuro de la industria química.
SANTIAGO, 26 de agosto de 2025. La química está presente en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida: desde los productos de consumo diario hasta sectores estratégicos como la minería, energía, alimentos o salud. Por ello, contar con técnicos y profesionales capacitados es fundamental.
En el marco del Día de la Educación Técnico Profesional (ETP), que se celebra este 26 de agosto, la Asociación Gremial de Industriales Químicos de Chile (Asiquim) destacó el valor de la formación Técnico Profesional (TP) como un puente entre el aula y el mundo productivo.
“La industria química acompaña a casi todas las cadenas productivas de Chile. Su aporte es clave para la innovación, el desarrollo de nuevos materiales, la creación de procesos más eficientes y soluciones que mejoran la calidad de vida, lo cual permite avanzar hacia una economía más diversificada y de mayor valor agregado”, explica Marcelo González, presidente de la Comisión de Educación de Asiquim.
Un aspecto central en este desafío es la educación técnico profesional. La especialidad de Química Industrial del Liceo Domingo Matte Pérez, parte de la red Sofofa, nació hace más de 30 años a partir de una necesidad expresada directamente por la industria. “Fueron los empresarios químicos de Asiquim los que impulsaron la creación de la especialidad y de los laboratorios que usamos hasta hoy. Desde entonces, nunca hemos estado separados de la industria”, recuerda Andrea Romero, jefa de la especialidad y actualmente miembro de la Comisión de Educación de Asiquim.
La conexión se materializa en un modelo innovador: la formación dual, que permite a los estudiantes combinar clases en el liceo con prácticas en empresas desde los 16 años. “Nuestros estudiantes rotan por laboratorios, áreas de producción, procesos de desarrollo, gestión de material, entre otros. No se trata de observación, sino de un plan de aprendizaje real, con tutores dentro de la empresa y profesores que hacen seguimiento permanente. Así, los jóvenes aprenden de manera práctica desde el primer día”, detalla Romero.
Para la industria, este vínculo asegura contar con capital humano calificado y preparado para responder a nuevos retos. “Invertir en educación técnica significa operaciones más seguras, innovación constante y empleos de calidad. Además, reduce la brecha de habilidades y fortalece la sostenibilidad de nuestras operaciones”, agrega González.
El futuro impone desafíos crecientes: sostenibilidad, economía circular, química verde, automatización, digitalización de procesos, entre muchos otros. Frente a esto, el gremio refuerza la importancia de seguir apostando por la educación TP. “Un técnico bien formado no solo ejecuta, sino que previene riesgos, optimiza procesos y aporta a la sostenibilidad de la empresa. Su rol es indispensable en una industria donde la seguridad y el cumplimiento normativo son críticos”, afirma el presidente de la Comisión de Educación.
Para Romero, lo más gratificante está en ver cómo los jóvenes descubren su potencial: “un estudiante de 16 años que ingresa a una planta química aprende en terreno lo que otros recién conocen al egresar de la universidad. Eso les da seguridad, habilidades y confianza en que tienen un futuro real en la industria”.
Actualmente, Asiquim mantiene convenios con tres liceos técnico profesionales, entre ellos el Liceo Domingo Matte Pérez, de Maipú, fortaleciendo la vinculación entre educación y empresa. El gremio busca seguir impulsando programas que eleven el valor de esta formación impulsando que más jóvenes encuentren en la química un camino de desarrollo profesional.
Fuente: Feedback.