Espacios con terrazas, gastronomía y ambiente social se han convertido en clave para fidelizar a los usuarios. Algunos clubes ya reportan que el 40% de sus ingresos provienen de este tipo de instancias.
En los últimos años, el llamado “tercer tiempo” ha dejado de ser un simple momento de camaradería post partido para convertirse en un componente estratégico dentro de los clubes deportivos. Hoy, más allá del rendimiento en la cancha, la infraestructura, la gastronomía y el ambiente social son determinantes para atraer y retener usuarios.
“Fidelizar no pasa solo por tener buenas canchas, sino también baños limpios, accesos impecables y un área social cómoda y acogedora que invite a quedarse después del partido”, afirma Marcos Contreras, director deportivo de Pádel Chamisero. Este club ha apostado por dos terrazas con capacidad para 80 personas, una carta variada que incluye pizzas y hamburguesas, y una oferta de bebidas con cervezas artesanales. Según Contreras, este espacio representa actualmente el 40% de los ingresos del club.
La tendencia también ha sido observada por plataformas tecnológicas. Ronit Samuel, Chief Marketing Officer de easycancha -plataforma utilizada por clubes para gestionar reservas-, destaca que “los clubes que ofrecen espacios de tercer tiempo presentan un 20% más de recurrencia en las visitas que aquellos que no lo hacen. Además, reciben un flujo constante de nuevos jugadores, lo que les permite construir comunidad y maximizar el uso de sus instalaciones”.
Para el fundador de Appadel, Louis Hubert, su motivación fue transformar la incomodidad del tercer tiempo en una ventaja competitiva. “Decidimos crear el primer club boutique de Chile, que resalte tanto por sus canchas como por la calidad de su tercer tiempo”. Con una capacidad para 60-80 personas y una carta centrada en hamburguesas gourmet, Appadel ofrece también coctelería de autor y cervezas artesanales.
El impacto, asegura Hubert, ha sido “gigante”, tanto en la ocupación de canchas como en la fidelización. “Transforma un partido de una hora y media en un panorama de tres horas”, comenta.
Desde la psicología, el fenómeno también tiene respaldo. Claudio Barrales, profesor de la plataforma educativa Superprof.cl, señala que “el tercer tiempo funciona como una especie de bálsamo emocional, permitiendo dejar atrás tensiones y disfrutar la compañía ajena lejos de la presión competitiva”. De acuerdo con datos recientes, casi 7 de cada 10 personas que participan de estos encuentros reportan menos estrés y mejor ánimo tras la jornada deportiva.
Así, el tercer tiempo se consolida como una extensión natural de la experiencia deportiva. No solo fortalece la comunidad y mejora la salud mental de los jugadores, sino que también representa una fuente de ingresos y un diferenciador clave para los clubes deportivos en Chile.
Fuente: Vital Comunicaciones.