Se trata de videos o audios que suplantan la identidad de candidatos o figuras públicas mediante la edición de piezas audiovisuales o el uso de Inteligencia Artificial generativa. El resultado es tan convincente que en elecciones recientes de otros países confundieron a votantes y alteraron percepciones clave al viralizarse en redes sociales. Sin regulación en Chile, la responsabilidad de detectarlos a tiempo recae en la ciudadanía.
Con una nueva elección presidencial en el horizonte, referentes en ciberseguridad y comunicación política advierten que Chile debe estar alerta ante un fenómeno que ya ha interferido en procesos electorales de otras democracias: los deepfakes, contenidos manipulados con edición o Inteligencia Artificial (IA) generativa para imitar rostros o voces con sorprendente realismo.
Recientemente, Evelyn Matthei, candidata presidencial de Chile Vamos, puso en el centro del debate el uso político de estas prácticas tras acusar a sectores del Partido Republicano de intervenir un video suyo. Si bien se comprobó que el material había sido cortado y ralentizado (sin utilizar IA), el episodio evidenció el potencial de las nuevas tecnologías disponibles para distorsionar mensajes y abrir la puerta a nuevas formas de propaganda engañosa en el país.
“Un deepfake puede hacerte ver o escuchar cosas que nunca se dijeron con total realismo y su objetivo final es generar desinformación para moldear la percepción de la ciudadanía. Hoy existen herramientas basadas en IA generativa que facilitan a cualquier persona o entidad reproducir la voz, los gestos y el rostro de una persona a partir de videos reales. Así se construyen discursos falsos, declaraciones manipuladas o acciones que jamás ocurrieron”, explica Óscar Riquelme, Enterprise Solutions Consultant de SoftServe Chile.
El experto señala que estas piezas se difunden, principalmente, por redes sociales o aplicaciones de mensajería, donde muchas veces se comparten sin verificar. El problema es que, una vez viralizadas, el daño ya está hecho. “Como en Chile no existe una normativa que regule la IA en campañas electorales, el debate público se vuelve más vulnerable a la manipulación. En consecuencia, este vacío legal deja en manos de la ciudadanía la responsabilidad de desarrollar habilidades críticas para identificar y descartar activamente un material fraudulento”, advierte.
En el país, la tendencia de los deepfakes creados con IA generativa va en aumento. En los últimos años han circulado videos falsos con rostros y voces de celebridades de la televisión y conductores de noticieros, que se han usado en estafas publicitarias en TikTok. Según el estudio “Panorama de Amenazas 2024” de Kaspersky, los intentos de fraudes mediante mensajes, incluyendo audios y videos manipulados con IA, aumentaron un 125 % entre julio de 2023 y julio de 2024 en el país.
En este sentido, Óscar Riquelme recomienda estar atentos a detalles como movimientos poco naturales en ojos o boca, desfase entre audio y labios, cambios de luz o sombra incoherentes, y errores en el fondo o en los bordes del rostro. También existen herramientas gratuitas disponibles en internet para escanear posibles manipulaciones.
Fuera de Chile, tanto en Estados Unidos como en Argentina, son conocidos los casos donde la difusión de información falsa a través de plataformas como WhatsApp y TikTok ha demostrado su capacidad para influir en los resultados electorales, dañando la reputación de los candidatos y alterando la intención de voto. “Por ello, la principal defensa contra este fenómeno recae en las personas: es fundamental ejercer el pensamiento crítico y, sobre todo, evitar compartir contenido sospechoso”, asegura el especialista de SoftServe Chile.
Fuente: Corpo.