Capacitaciones especializadas buscan instruir a los formadores de quienes realizan su internado y su beca de especialidad en centros de práctica y campos clínicos para la sana convivencia y el resguardo de la salud mental durante su proceso formativo.
“Le minaron su autoestima, lo rompieron”, así tituló el 5 de septiembre de 2024, el Diario La Tercera, el suicidio de un estudiante de Medicina que remecía a Valparaíso y al país entero. Pablo Insunza. Su familia hizo hincapié en el estrés y ansiedad que experimentó durante las intensas jornadas de su internado.
Tres meses después, en diciembre del mismo año, la Superintendencia de Educación Superior abría un proceso administrativo sancionatorio contra una universidad privada de Santiago, frente a un nuevo caso, esta vez de Catalina Cayazaya, estudiante de Terapia Ocupacional ,quien luego de denunciar maltrato y acoso de sus profesores, tomó la radical decisión de atentar contra su vida.
Casos como los ocurridos en esos planteles, llevaron a la Universidad de Santiago de Chile a adelantarse a la entrada en vigencia de la Norma de Carácter General Número 4, de la Superintendencia de Educación Superior de Chile, que estableció directrices sobre sana convivencia y protección de la salud mental para estudiantes que realizan prácticas profesionales en campos clínicos.
La disposición pretendió promover el buen trato y el resguardo de la salud mental de los estudiantes en su proceso formativo
Claudia Solís, directora de transversalidad de género, derechos y reconocimiento de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach, explicó que a través de un plan de capacitación se orientará a quienes guían a estudiantes en los centros de prácticas y campos clínicos con el fin de erradicar aquellos espacios que entienden como lógica de formación el rigor más allá del estudio, o que normalizan el maltrato.
“Más allá de generar rigor y temple, lo que hace la antigua formación es ir destruyendo y constituyendo una mala percepción de lo que en verdad nosotros queremos para la formación de nuestros estudiantes”, explicó la matrona y enfermera.
Solís comentando la irreparable pérdida de Catalina Cayazaya y Pablo Insunza, condenó que se siga hablando de la denominada generación de cristal. “Queremos derribar este término, porque es una juventud que nos ha enrostrado que lo que vivimos cuando nosotros fuimos estudiantes, no fue la mejor experiencia. Ellos nos dicen que requieren un mejor trato y la mejor forma de enseñarles es desde una perspectiva acogedora, y no desde una que los ponga en tensión”, enfatizó.
Remarcó que las universidades deben estar abiertas para todos y todas sin distinción. “En la Usach estamos trabajando para que nuestros y nuestras jóvenes tengan las mejores experiencias en sus campos clínicos y centros de práctica”, precisó.
No rotundo al concepto “generación de cristal”
Para el decano de la Facultad de Ciencias Médicas, Alejandro Guajardo, la comunidad siempre se ha entendido entre quien tiene el saber y quien no. Por ende, dicha asimetría ha estado a la base de cómo se entiende la formación superior marcada por el poder, expresada en estos casos como violencia , maltrato y acoso.
Para la autoridad, los contextos históricos han cambiado favorablemente. “Lo que queremos es establecer un diálogo en los espacios formativos donde se ejercen asimetrías de poder, y cambiar esa forma de relación, apoyándonos en la institucionalidad para generar condiciones basadas en el pleno respeto y la dignidad”.
Sobre el concepto de “generacion de cristal”, el decano Guajardo manifestó su oposición rotunda a las adjetivaciones y calificaciones. “Las y los jóvenes son muy diversos. Estigmatizar, prejuiciar, excluir lo rechazo rotundamente porque va en contra de reconocer la dignidad de las personas”.
Fuente: Usach