- La Fundación Patio Vivo lleva 10 años visibilizando la importancia de trasladar el proceso de enseñanza al entorno natural y fuera del aula.
- Aumentar la motivación escolar y la creatividad, así como propiciar un aprendizaje más inclusivo para los estudiantes, son algunos de los principales beneficios.
Santiago, mayo de 2025.-. Este mes se celebró el Día Internacional de las Clases al Aire Libre y distintas organizaciones se unieron a la campaña global Outdoor Classroom Day, que busca promover que los estudiantes aprendan fuera del aula y en contacto con el medio natural. ¿La invitación? Realizar al menos una asignatura durante el día en el patio, incentivando un aprendizaje más activo e inclusivo.
Chile no se queda atrás de este movimiento y en nuestro país la Fundación Patio Vivo, que lleva 10 años promoviendo el uso de los patios escolares como aulas abiertas en sus más de 100 proyectos, se sumó por segundo año consecutivo a visibilizar activamente esta campaña global, inspirando a otros a sumarse.
Es más, Patio Vivo desarrolla junto al apoyo de Fundación Olivo, un programa dirigido a los profesores de establecimientos escolares para precisamente impulsar y fomentar las clases al aire libre en las asignaturas de matemáticas, lenguaje, ciencias y arte.
“Sabemos que más de la mitad de los estudiantes en Latinoamérica están insatisfechos con la escuela, según la Unesco, lo que se traduce en bajos resultados académicos. Por eso, creemos que seguir planteando metodologías de enseñanza donde los estudiantes están ocho horas al día sentados dentro de una sala recibiendo información, es muy poco estimulante para ellos, que tienen un cuerpo en crecimiento, que están llenos de curiosidad y ganas de explorar”, afirma Ángela Ibáñez, cofundadora y presidenta de Patio Vivo.
La oportunidad, enfatiza, está en expandir la sala de clases al patio, aprovechando los elementos naturales que ahí se encuentran; que más profesores y educadores puedan impulsar la importancia de fomentar el aprendizaje a través de la experiencia, con el cuerpo y los sentidos, es decir, desde el tacto, la observación de ciclos y desde el movimiento. “Esto implica una participación activa de los estudiantes en su proceso de aprendizaje, volviendo los conocimientos más significativos y atractivos para ellos”, agrega Ibáñez.
Principales beneficios
Distintas investigaciones han comprobado que el contacto con la naturaleza tiene una serie de beneficios para los escolares, dentro los cuales destaca una mejora del rendimiento académico; reduce el estrés, aumenta la resiliencia y produce un estado de ánimo positivo; además aumenta hasta un 25% la realización de actividad física en comparación con las clases dentro del aula; despierta la creatividad; desarrolla el pensamiento crítico y las habilidades para la vida permitiendo una puntuación 15% superior; e incrementa en un 30% el compromiso medioambiental y la adopción de prácticas sostenibles por parte de los estudiantes.
Asimismo aprovechar la naturaleza permite un aprendizaje inclusivo. Muchos niños que enfrentan dificultades dentro del aula logran aprender mejor al aire libre, ya que ofrece una forma distinta de adquirir conocimientos, de manera más libre y adaptativa.
En términos generales, el conectar el aprendizaje con el entorno físico, permite un desarrollo social y cultural del estudiante, donde aprende en el lugar en que se vive fortaleciendo vínculos, integrando historias de vida, generando sentido de pertenencia y compromiso con la comunidad.
Fuente: 360 Comunicaciones.