En días cruciales para el acuerdo constitucional, las condiciones para un diálogo constructivo y exitoso no se están dando. Aunque el texto del Consejo Constitucional no parece ser refundacional, ni se aparta de las 12 bases, los extremos de la clase política, han sido incapaces no sólo de llegar a un acuerdo sino que, rigidizando irresponsablemente sus posiciones, nos tienen ad portas de uno de los fracasos políticos más graves de nuestra historia democrática, lo que nos lleva a levantar esta alerta ciudadana.
La izquierda y parte de la centro izquierda se han negado, en esta etapa del proceso constitucional, a acercar posiciones. Señalan, de manera obstruccionista, que sólo negociarán en bloque y sólo si se alcanzan consensos con altas mayorías entre los expertos de izquierda. Ello otorgaría un incomprensible poder de veto tanto a las izquierdas más extremas, como a algunas demandas identitarias. Esta actitud política poco responsable cierra cualquier posible solución con las derechas,
imposibilitando los avances necesarios para un acuerdo.
Por otra parte, aun cuando la derecha se ha abierto a generar acuerdos con la centro izquierda e, incluso, aceptando modificar el texto en muchos aspectos solicitados por Amarillos, sigue aferrada a que el triunfo electoral la legitima para limitar o zanjar debates valóricos o de políticas públicas que son materia de ley y no de una Carta Fundamental. Esta rigidez puede cerrar las puertas a una aprobación de la Constitución. Dada la composición del Consejo Constitucional la responsabilidad principal recae sobre la derecha.
Nos parece que tanto la actitud obstruccionista de la izquierda como la rigidez en las posturas de una parte de la derecha, están impidiendo que se dé la expresión más alta de la democracia: el diálogo y los acuerdos, que es lo que la ciudadanía hoy , con razón, espera de nuestra clase política. A pesar de que no hay, esta vez, propuestas refundacionales o experimentos como los que vimos en el proceso
constitucional anterior y que nada tenían que ver con la realidad de Chile, todavía hay desacuerdos importantes que pueden impedir llegar a buen término este largo proceso constitucional. El mismo diálogo y capacidad de entendimiento, que nos permitió unirnos como país y recuperar la democracia sólo hace algo más de treinta años y que nos hizo lograr grandes avances sociales y económicos, debería permitirnos volver a encausar este proceso constitucional.
Levantamos esta alerta amarilla a pocas horas de que se tomen o no las decisiones adecuadas para consensuar una Constitución que interprete a la mayoría de los chilenos y chilenas.
El fracaso de la clase política de llegar a acuerdos razonables podría pavimentar el fracaso de la construcción de un buen futuro para Chile. Amarillos ha trabajado arduamente estas últimas semanas para hacer de puente entre los distintos sectores y continuará representando el sentir mayoritario de las chilenas y chilenos que están por los grandes acuerdos, tal como lo hicimos en el proceso constitucional anterior. Es la hora de la generosidad, la responsabilidad cívica, el diálogo y la democracia. El mayor coraje en política no es la intransigencia ni la rigidez, sino la capacidad de ceder por un bien superior. El pueblo de Chile clama por ello y no ha sido suficientemente escuchado. ¡Ahora es cuando!
Directiva Nacional Amarillos por Chile
Fuente: Prensa Amarillos Por Chile